El matrimonio místico y la divinización en la Verdadera Vida en Dios

Escrito por una monja ermitaña que vive en Gales, Reino Unido, que contempla los mensajes de Verdadera Vida en Dios, septiembre de 2005. (traducción de R.L.)

«Los escritos titulados La Verdadera Vida en Dios (TLIG) hablan constantemente de que Dios ofrece al mundo la gracia de la divinización. Divinizar significa hacer que los humanos se conviertan en dioses mediante la participación en la Divinidad de la Divinidad.

Este concepto puede causar alarma a las personas a menos que se den cuenta de que es otro término para ser dotado con Vida Eterna. Es la Vida Eterna de Dios. Cristo nos lo prometió. El evangelio de San Juan y las epístolas están llenos de la promesa de Cristo. Las cartas de San Pedro lo aluden y las cartas de San Pablo a las siete iglesias también hacen referencia a ello. Por eso vino Jesucristo, para que podamos compartir su vida divina; para que podamos ser uno con el Padre, como Cristo y el Padre son uno. Es decir, no es igual, sino como Cristo y el Padre son uno, una unión divina.

Estamos llamados a ser hijos e hijas de Dios. Estamos llamados a ser el Cuerpo de Cristo. Jesucristo es la cabeza de su cuerpo, la iglesia. El Cuerpo es completamente uno con su Cabeza Divina. Lo que Jesucristo es por naturaleza como el Hijo de Dios, estamos llamados a ser por gracia, cada uno según el grado o la capacidad que Dios tenía en mente para nosotros cuando nos creó. Cabeza y cuerpo divinizados con la Divina Vida Eterna de Dios que nos fue dada en Cristo Jesús, la cual fue obtenida para nosotros por Su vida y muerte redentoras.

Debemos ser santos como nuestro Dios es santo, no por coacción, sino cumpliendo voluntariamente el mandato de Dios (cf. Levítico 19: 2 y Mateo 5:48); No por deber como una acción abstracta, sino por un verdadero amor por Dios.

Solo Dios es santo; «Solo Tú eres Santo, solo Tú Señor, solo Tú  Altísimo Jesucristo», cantamos cada domingo y día de fiesta. Ser santo como Dios es santo es ser santo con la santidad misma de Dios mismo. La santidad de Dios desciende y Dios se une a cada uno para que los poderes del alma (memoria, comprensión y voluntad) estén en perfecta unión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Cuando esta unión es total, absoluta, completa, eso es divinización, nada más, nada menos.

La unión completa del alma y la Trinidad se denomina Matrimonio Místico. El matrimonio místico significa que el Santo, el Dios Trino une el alma con Él en perfecta fusión, mientras que el «cónyuge» conserva la individualidad perfecta y el libre albedrío.»

Así comienza este importante ensayo que arroja mucha luz teológica sobre la interpretación de la Verdadera Vida en Dios.

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La Purificación

El Nuevo Pentecostés, la Purificación, la iluminación de las conciencias, o la Visita del Señor, son diferentes maneras de designar un evento personal e individual. Es ver sus ofensas a Dios y al prójimo como los ve Dios que es Amor y nos ama como Padre. Muchos ya han experimentado en todo el mundo esta iluminación y a partir de la cual su vida cambió para siempre. Vassula Rydén cuenta su experiencia de encuentro con Dios en su autobiografía titulada «El Cielo existe, pero el infierno también» Ver aquí

El progreso espiritual

“Son tiempos del Espíritu Santo viniendo como un Segundo Pentecostés; y esto está sucediendo ahora, no es algo para el futuro, es ahora. Ustedes habrán notado en ustedes mismos o en otros que estaban espiritualmente muertos y súbitamente, sin ningún mérito, el Espíritu Santo viene sobre estas personas cuyo hedor de muerte había subido hasta el cielo, y sopla sobre esa persona el Aliento de la resurrección y la levanta, y esa persona saborea la Dulzura de Dios; y Él pone dentro de ellos una llama del Espíritu Santo para que salgan a testimoniar. Ellos corren como la mujer samaritana gritando al mundo que han gustado la Dulzura de Dios; y nadie será capaz de convencer a esas personas que no han gustado a Dios.” Conferencia de Vassula en el VI Retiro Latinoamericano de la VVeD – 2010

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Por Dalton Zimmermann

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Dalton al comenzar su exposición, atrás, Ovidio que traduce al español.

Oración al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
ven por la poderosa intercesión
del Inmaculado Corazón de María,
Tu Esposa Bienamada.
Amén.  (3x)

TLIG – 26/10/89

PROGRESO ESPIRITUAL

¿A qué puedo comparar el Reino de Dios? … Es semejante a un grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su jardín. Creció y se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se refugiaron en sus ramas. (Lc 13, 19).

Crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.(II Pe 3, 18).

  • “Ven a Mí con pureza de corazón. Yo tengo la intención de hacerte progresar .” (TLIG – 29/06/89);
  • “Yo te ayudaré a continuar. … Yo te estoy conduciendo a la santificación.(TLIG – 24/09/89).

Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. (Jn 17, 21).

  • “Sé una Conmigo…” (TLIG – 28/07/89)
  • “Vassula, Yo te quiero perfecta….” (TLIG 2/03/88)
  • Nuestro fin último es Dios, caminamos hacia él.

DIOS ES SOBRENATURAL

  • Para unirnos a Dios, puro espíritu, debemos sobrenaturalizarnos.
  • Sobrenaturalizar es desarrollar la vida de la gracia; caminar hacia la perfección.
  • “Porque son pocas las (almas) que están dispuestas a cambiar. … Estas almas están apegadas al mundo, a lo que es material. Aun cuando se llaman a sí mismas espirituales, no lo son, porque se aferran a lo que ven con sus ojos físicos y tocan con su cuerpo. ” (TLIG – 16/05/88).

 “Lo que es carne y sangre no puede entrar en el Reino de Dios” (I Cor 15, 50).

LA ORACIÓN COMO MEDIO DE SANTIFICACIÓN

Quien reza se salva, quien no reza ciertamente se condena (S. Alfonso de Ligorio).

“Oren sin cesar” (I Ts 5, 17).

  • “Aprendan a estar en oración constante. … recordando Mi Presencia estarán en oración constante, sus mentes se elevarán hacia Mí.” (TLIG – 16/12/88).
  • “Oren sin cesar, oren con su corazón.” (TLIG – 10/01/89)

MORTIFICACIÓN Y PENITENCIA COMO MEDIOS DE SANTIFICACIÓN

  • La penitencia, después de la oración, es el medio más eficaz de purificación del alma. (P. Adolphe Tanquerey)
  • Debemos convencernos de que no hay posibilidad de perfección, ni de virtud, sin mortificación. (P. Adolphe Tanquerey)

Por tanto, hagan morir en ustedes lo que es «terrenal»” (Cl 3, 5) … más bien den muerte a las obras del cuerpo mediante el espíritu, y vivirán” (Rm 8, 13).

  • “Duplica tus oraciones, tus sacrificios y tus ayunos. Trata los deseos naturales de la carne, con dureza; trata duramente tu cuerpo y no le permitas que satisfaga sus antojos. Haz que tu cuerpo te obedezca.” (TLIG – 19/4/92).

FASES DEL PROGRESO ESPIRITUAL

  • Fases (Etapas, Vías) de la vida espiritual:
    • Para fines didácticos se suele dividir la vida espiritual en tres fases distintas.
      • La fase purgativa o de los principiantes.
      • La fase iluminadora o de las almas en progreso.
      • La fase unitiva o de los perfectos.
    • Los autores místicos hacen otras divisiones (Ej. Santa Teresa – Siete Moradas);

La división es sólo didáctica, donde sólo preponderan características del alma en cada etapa, o fase

LA VIA PURGATIVA de los PRINCIPIANTES

  • Se llama purgativa, porque su fin es purificar el alma de sus pecados;
  • Los principiantes se esfuerzan por:
    • evitar el pecado, sobre todo el mortal;
    • vencer las malas inclinaciones y las pasiones;
  • Comienza a desapegarse del mundo y de las criaturas, pero el pecado todavía los atrae con mucha fuerza;

Señor, mi entorno me tienta y yo soy débil. ” (TLIG – 16/3/88)

  • Mucha oscilación en la fe, dudas y tentaciones;
  • Oración vocal y meditativa;
  • Acepta los sufrimientos con resignación.
  • La impureza impide el progreso espiritual.
    • “nada impuro puede penetrar en el Cielo” (TLIG – 21/3/94).
    • “El Santísimo Espíritu no se te mostrará si estás en deuda por el pecado” (TLIG – 8/9/02)

«Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está siempre ante mí.»  (Salmo 50 o 51, 5).

 PURIFICACIÓN Y MORTIFICACIÓN

  • “Cambien sus vidas, apartándose de las cosas del mundo” (TLIG – 25/10/89);
  • “Yo quiero que Mis hijos sepan que cuando mortifican sus sentidos y su cuerpo, todo ello es utilizado por Mí en Obras Celestiales.” (TLIG – 30/09/89).
  • “El camino que conduce a Mí es estrecho y difícil. Exigirá de ti muchos más sacrificios de los que Me das ahora” (TLIG – 24/9/89).

LA VIA ILUMINATIVA DE LAS ALMAS EN PROGRESO

  • Ya purificado de los pecados mortales, el corazón está ahora más abierto a la luz y al amor de Dios;
  • Se avanza en la práctica positiva de las virtudes y en el fortalecimiento de la caridad;
  • Seguir a Jesús e imitar sus virtudes es lo que desea y agrada el alma:
  • Como seguir a Jesús es caminar en la luz, esa vía se llama iluminativa;
  • Jesús se convierte en el centro de la vida:
  • “Nunca más serás ‘yo’ ; tu ‘yo’ no existirá más. … Todo lo que hagas a partir de este momento será hecho solamente por Mis Intereses y para Mi Gloria y nada por ti.” (TLIG – 10/12/90)
  • “Yo te enseñaré a vivir en Nosotros, moverte en Nosotros y respirar en Nosotros.” (TLIG – 25/10/94)

La práctica de las virtudes:

  • Sacrificio, humillación, humildad, pasar desapercibida, amor, fe, esperanza, docilidad, propia abnegación, oración, oración, oración, paciencia, penitencia, mortificación, sufrimiento, ayuno y confianza en Ti, y un espíritu de perdón. … Lo has dicho bien, pero no basta con saber esas cosas.tienes que llevar todo lo que has mencionado a la práctica. (TLIG – 13/10/91)
  • Yo soy la lámpara verdadera de tu cuerpo, que llena tu cuerpo entero con los tesoros y esplendores de Nuestro Reino. Estos tesoros y esplendores son las virtudes. Donde hay Luz, hay virtud. … Ama la virtud. (TLIG – 22/6/98)
  • Otras características:
    • Esfuerzo para evitar no sólo el pecado mortal, sino también el venial.
      • El pecado es como un malvado maestro para ustedes y no deberían dar a este maestro oportunidad alguna, en ninguna circunstancia. (TLIG – 7/6/1998)
    • Ya es fuerte el desapego del mundo y de las criaturas;
      • Ahora, Dios me mostró, más claramente, que cualquier distracción del mundo y de la gente podría ser una influencia perjudicial.” (TLIG – 1/1/99)
    • Comienza a aumentar el deseo de soledad y silencio;
  • Creciente deseo de hacer penitencia:
    • Deseen lo que es más rechazado por este mundo: Su Cruz. (TLIG – 10/6/92)
  • Sufrimiento aceptado con cierta alegría:
    • ¿es el sufrimiento lo que quieres de mí? Aceptaré cualquier cosa que me des. Todo resulta tan hermoso cuando viene de Ti. (TLIG – 8/11/95)
  • Oración afectiva, de sencillez.
    • Constantemente, te estoy ayudando a que alcances un nivel más alto de oración.” (TLIG – 4/2/1991).

VIA UNITIVA o de los PERFECTOS

  • Los perfectos tienen un único objetivo: unirse a Dios y tener en él sus delicias;
    • Tu corazón Me buscará sólo a Mí y sin cesar Me deseará sólo a Mí. (TLIG – 10/12/90)
    • ¡Qué alegría ser uno Contigo! (TLIG – 8/11/95)
  • Por buscar continuamente la unión con Dios, se dice que están en la vía unitiva;
    • Y yo me propongo permanecer en Ti para que Tú permanezcas en mí.” (TLIG – 8/11/1995).
  • El pecado les causa horror;
    • Yo haré que sientas aversión a todo lo que sea contrario a Mi Santidad y a Mi Voluntad. (TLIG – 10/12/90)
  • Las virtudes los atraen, sobre todo las teologales, por ser medios de unirlos a Dios;
    • Yo puedo deificar tu imagen si recibes el tesoro de la Senda de las Virtudes. (TLIG – 2001- mar/abr)
  • El mundo les parece un destierro y, como San Pablo, anhelan la muerte para unirse a Cristo;
    • ¿Qué estoy haciendo aquí, en esta tierra a la que no pertenezco, ni tampoco pertenezco a nadie? (TLIG – 1/6/2002)
  • Fuerte manifestación de los dones del Espíritu Santo;
    • Sí! por el Poder de Mi Espíritu Santo. Haz ahora un lugar para que Mi Santo Espíritu siembre en ti semillas del Cielo. (TLIG – 27/2/95).
  • Fuerte deseo de penitencia y de inmolarse por Cristo.
    • Entonces, voluntariamente, Me pediréis haceros víctima de la Víctima, el crucifijo del Crucificado.(TLIG – 28/11/96).
  • Alegría en el sufrimiento;
    • Bendito el que abrace Mi Cruz con entusiasmo y pasión, ¡entrará en la visión Beatífica y su alma conocerá gozos inefables!(TLIG – 8/9/2002)
  • Oración contemplativa (contemplación infusa);
    • Durante este año quiero que Mi amada se entregue a su dulce reposo de contemplación.” (TLIG – 1/1/99)
    • la verdadera teología, que es la contemplación de Mí, tu Dios. (TLIG 7/08/2002)
  • Fenómenos místicos (levitación, bilocación, efluvios luminosos, odoríferos, etc.);
  • Matrimonio místico, unión transformante.
    • Entonces, para que … conmemorases nuestros esponsales por siempre, Yo coloqué el beso más dulce en tus labios, para que glorificasen Mi Nombre.” (TLIG – 12/2/2000)

Nas Asas do Senhor
que os confiam no Senhor
Revigoram suas forças, suas forças se renovam
Posso até cair ou vacilar, mas consigo levantar
Pois recebo dele asas
E como águia me preparo pra voar
Eu posso ir muito além de onde estou
Vou nas asas do Senhor, o Teu amor é o que me conduz
Posso voar e subir sem me cansar
Ir pra frente sem me fatigar
Vou com asas, como águia, pois confio no Senhor. (2 x)

En las alas del Señor – Canción
Yo sé, los que confían en el Señor
Recuperan sus fuerzas, sus fuerzas se renuevan
Quizás pueda caer o vacilar, pero consigo levantarme
porque El me da alas
Y como águila me dispongo a  volar.
Yo puedo ir más allá de donde estoy
Voy en las alas del Señor, es Tu amor el que me conduce
Puedo volar y subir sin cansarme
Avanzar sin fatigarme
Voy con alas, como águila, pues confío en el Señor

El «rosario de las rosas»

«Honren a Mi Madre, que es también su Santa Madre» VVeD 10.02.88  

–  «Yo Soy. Vassula mía, la perseverancia debilita al demonio, disminuye el mal. Aprendan el Santo Rosario. Embellece Mi Iglesia». VVeD 02.06.88

«En Su Vientre Inmaculado, Ella Me glorificó a Mí, recibiéndome, al Cordero sin mancha, haciendo un santuario para el Santuario. Ven y canta una nueva canción en Su Honor.» VVeD 25.03.1996 


El rosario de las rosas lo conocimos en el IX Retiro Latinoamericano de la VVeD en Aparecida. Al iniciar cada Ave María, uno de los presentes colocaba un vasito con una hermosa rosa color salmón en una de las cuentas de un gran rosario con forma de corazón que se había dibujado al pie del altar. En el lugar de los Padrenuestros se colocó una rosa roja. Al finalizar se llevó en procesión la imagen de la Virgen, según la advocación de Aparecida, patrona de Brasil.  para su veneración por parte de todos los presentes.

En este X Retiro Latinoamericano en Argentina se decidió reiterar la devoción bajo la advocación de la imagen de la Virgen de Guadalupe.

rosario de las rosas

Espontáneamente se intercalaron entre cada misterio cantos al Espíritu Santo, como este muy querido entre los hermanos brasileños.

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¡Dios mío, Dios mío!
¿Quién es ésta que se eleva como la aurora,
ecuánime en el crepúsculo
como la estrella de la mañana?
¿Quién es ésta más bella que la luna,
adornada con el sol
y una Puerta abierta de par en par en Su Corazón?

«Es la Reina del Cielo.
Es Mi Madre y Tu Madre,
la más hermosa de las mujeres,
bella como el Cielo,
radiante como Mi Gloria,
única en Su Perfección,
la Delicia de Mi Alma.
Es la Mujer
con las doce estrellas
sobre Su Cabeza como corona,
el Vaso de Mi Gloria,
un reflejo de Mi Eterna Luz.

Ella es aquella cuya Presencia
en Mis Cortes brilla más
que todas las constelaciones juntas.

Ella es el Vaso de la Luz Verdadera,
la Palabra
hecha carne y que vivió entre ustedes.
Ella es Gracia en la Gracia
y la más Dulce Canción
de los salmistas.

Ella es Mi Tema de Alegría,
Mi Honor y Mi Orgullo,
Ella es la Puerta del Cielo,
La que muestra a Sus hijos
cómo entrar en Mi Reino.
Ella es Mi Obra Maestra.
Ella es la Consoladora
de su Consolador,
Corredentora de su Redentor,
la Esposa de Mi Santo Espíritu».

VVeD, 11.11.1993 La canción de Emmanuel,  

El vacío hospitalario del encuentro

«…hice una promesa a nuestro Dios y Redentor, firmándola con mi propia sangre para llegar a ser el esclavo de nuestro Salvador»… (¿cómo sabes tú tantas cosas y las ves?) «Es sólo a través de la Luz de la Cruz por la que uno puede percibir esas cosas que son invisibles al ojo… sólo a través de la unión Divina con Cristo, siendo Uno con Él, se puede conocer de Su Propia Boca acerca de estas cosas, y si uno acepta ser marcado como «Esclavo de Cristo» (VVeD 28 abr 2000)


 

P. Enrique Bikkesbakker

En el Encuentro Interreligioso del año pasado en Rusia, Vassula indicó fuertemente el sentido interior y personal de nuestra participación diciendo:

La Llamada de Dios es una llamada urgente, convocándonos a todos a volverle a descubrir; nos está llamando a redescubrirle, muriendo a nuestro propio yo, a nuestro ego, y no a través de reformas administrativas, ¡no! Tenemos que dejar a Dios que Se revele en nuestros corazones de manera íntima…

Si tomamos en serio estas palabras, Dios, a través de Vassula, nos está haciendo un fuerte llamado a la conversión. Nos convoca humildemente a redescubrirlo, porque no lo conocemos lo suficiente.

A lo largo de los siglos, los cristianos hemos hablado de Dios, hemos discutido acerca de Dios, y de esta manera, nuestros pensamientos sobre Dios, se hicieron más importantes que nuestra relación con Dios. No nos dimos cuenta que pensar sobre Dios, definir a Dios, dogmatizar a Dios, defender agresivamente a Dios, es ponernos como sujetos ubicando a Dios como objeto para conocer o defender. Creo que estas son las “reformas administrativas” a las que Vassula se refiere.

El Señor nos llama a conocer de Él lo que hemos ignorado, lo que no supimos oír de su llamado, lo que a fuerza de tantas prescripciones doctrinarias perdimos de su Persona, de su voluntad bienamante, de su deseo profundo hacia nosotros. Por eso sus palabras son un llamado a la muerte de nuestro yo, que opina, discute, que busca acercarse a los misterios por el entendimiento y el comportamiento.

Sin un trabajo de profunda conversión interior que nos permita sumergirnos en el Misterio de Dios y de nosotros mismos; sin el silenciamiento de nuestras múltiples  distracciones, de nuestro egocentrismo personal y comunitario, cada vez más exacerbado en este mundo, permaneceremos alejados de la presencia divina, aunque nos sintamos satisfechos porque cumplimos con los preceptos exteriores, que pueden ser iniciadores del camino, pero no todo el camino.

Vassula continúa diciendo:

Dios nos pedirá que muramos a nuestro ego de una vez por todas, a nuestro orgullo y nuestros prejuicios. Nos pedirá amor sacrificial y que convirtamos nuestras vidas en una oración incesante. Pero, sobre todo, nos pedirá que vivamos los dos más grandes Mandamientos de la Ley: ‘Amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente, y amar al prójimo como a nosotros mismos’.

Vemos con claridad que Vassula asocia la muerte del ego con el cumplimiento del amor sacrificial.  No solamente del ego individual, sino también de nuestro ego grupal, que lo actuamos cuando nos encerramos en nuestras creencias despreciando al resto, cultivando el orgullo y el prejuicio, como dice Vassula, en nombre de una confesión religiosa.

El amor sacrificial es el nuevo mandamiento que nos propone el Señor en la Última Cena: la renovación del triple mandamiento de amor elevado a su más alta expresión de ofrenda, expresado en el momento más íntimo, más sagrado que vivió con sus discípulos, hasta el punto de llamarlos finalmente “amigos”. Estas fueron las palabras del Señor:

Éste es el mandamiento mío:
Amaos unos a otros como Yo os amo.
Nadie tiene mayor amor
que el que da su vida por sus amigos. Jn 15, 12-13

Sin embargo sería interesante que hagamos algunas reflexiones, comenzando por evitar una mirada legalista de las escrituras.

El triple mandamiento de amar a Dios, al prójimo y a nosotros mismos, no es una orden; Dios no nos impone que lo amemos, no nos castiga si no lo amamos. El amor no se puede imponer por ley, ni tampoco bajo amenazas de castigos; sería un contrasentido tan grosero, tan falto de amor, que se transformaría en un mandato contradictorio. Dice San Isaac el Sirio (S. VII):

No se puede amar a Dios mediante una regla o un mandamiento por el que se imponga el amor, pues las reglas proceden del temor, no del amor.

P1240638En una traducción más exacta oímos que el mandamiento está escrito en futuro persuasivo: amarás. Es como si Dios nos dijera: “No me amas todavía, pero más adelante, con mi ayuda, vas a poder amar así, porque, si tú me abres tu corazón, si me haces un lugar, Yo voy a derramar sobre ti progresivamente mi Amor (Ágape) absoluto”. Es un acto de amor y de fe de Dios hacia nosotros; una manifestación esperanzada de nuestro destino. Y en ese amor recibido por su Presencia en nuestro corazón, podremos amarlo a Él, a los otros y a nosotros mismos.

Esto nos ofrece una primera certeza: Dios es la única fuente de amor, nosotros no somos fuentes sino copas posibles donde se puede derramar el Amor de Dios. Somos receptores y no generadores de su Amor. El Amor de Dios no se puede adquirir, sino que recibiéndolo, podemos ofrecerlo.

Los Padres de la Iglesia buscaron diferenciar el amor emocional, psíquico,  denominando a este Amor como Ágape (verbo: agapán), porque era la palabra menos utilizada por los filósofos para indicar el amor; se utilizaban más las palabras: “filia” o “eros”.

En nuestras biblias generalmente se lo traduce como “caridad”, que a lo largo del tiempo fue tomando el sentido de ayuda a los necesitados, disminuyendo el sentido profundo del Ágape. La palabra griega exacta para denominar este aspecto de caridad es “filantropía”.

La primera manifestación de este Amor divino es la Creación. Él creó al cosmos de la nada y libremente, sin ninguna necesidad, por Ágape. No sólo creó el cosmos, sino que lo mantiene por sus Energías. Todos dependemos de ese Amor gratuito de Dios para nuestra existencia, tal como lo indica el  salmo (104, 28-30)

Tú les das, ellos recogen/ abres tu mano, se sacian de bien.
Escondes tu Rostro y se espantan/ les quitas su aliento, expiran y vuelven a su polvo.Envías tu Espíritu, y son creados/ y renuevas la faz de la tierra.

El Amor de Dios es don absoluto, desinteresado, incondicional, definitivo y libre. El Apóstol San Juan lo anuncia antes de su Pasión:

 Antes de la fiesta de Pascua,
sabiendo Jesús que su Hora había llegado,
la de pasar de este mundo hacia el Padre,
habiendo amado a los suyos en este mundo,
los amó hasta el fin. Jn 13, 1

El Ágape es el Amor en el que convive la Stma Trinidad, y podemos ver en las escrituras que se despliega en una hospitalidad amorosa en donde cada Persona da lugar y exalta a las otras Personas.  El Padre no habla de sí mismo sino que anuncia al Hijo; el Hijo no dice nada que no le haya dicho el Padre; el Espíritu Santo dice: ¡Abba Padre! y desciende para ser memoria y presencia de la Palabra del Hijo.

Y este  Ágape  que se desborda hacia nosotros a través de sus Energías como un don gratuito, generoso y desinteresado, viene del  Padre que es la fuente, por el Cristo, que es el camino, y nos es transmitido en el Espíritu Santo, que es la realización, la plenitud.

Para nosotros es más fácil comprender intelectualmente el Amor de Dios a través de la  Misericordia. ¿Por qué? Porque la misericordia de Dios hacia nosotros contiene una asimetría razonable: Dios se compadece de nuestras miserias y se inclina sobre nosotros. ¿Pero podemos aceptar que el Ágape de Dios es también un relación asimétrica pero invertida, es decir que Dios se pone por debajo nuestro, a nuestro servicio? ¿Podemos aceptar que Dios se prosterna ante nosotros? Podemos comprender profundamente el gesto del Señor cuando les lava los pies a sus discípulos?

Con esto no quiero relativizar la Misericordia, sino constatar que el Ágape es la fuente, y de este principio se derraman la Misericordia, la Gracia, el Perdón y toda la inmensa cantidad de gracias divinas.

El Padre se limita, el Hijo se limita, el Espíritu Santo se limita; los Tres se limitan en relación a la Creación, mientras que simultáneamente ilimitan al hombre en relación con Dios, lo hacen entrar en las entrañas divinas; es el Misterio de la Deificación.

Isaac Luria, místico hebreo del siglo XVI (1534-1572) en su meditación sobre la Creación dice que Dios, que en la inmensidad de su Ser ocupaba todos los espacios, en el acto de Creación Él se retrae a sí mismo, se limita, da lugar para que algo que no sea Él surja a la vida. La Tradición mística hebrea (Cábala) llama a este movimiento Tzim Tzum, y los Padres de la Iglesia lo denominan “kenosis”.

Lo mismo sucede con nuestra Redención. El Verbo se hace hombre, oculta, limita su divinidad, desciende al mundo para un nuevo acto de creación que se abre a dos ofrendas: nos dona la plenitud de la humanidad y posteriormente, nos ofrece retomar nuestro destino de participación de la Naturaleza divina.

Nadie mejor que San Pablo nos describe el acto de la kenosis del Cristo para nuestra Redención:

Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: que, siendo de condición divina, no retuvo con avidez el ser igual a Dios.

Sino que se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en la condición de hombre; y se humilló a sí mismo, haciéndose obediente  hasta la muerte, hasta la muerte en cruz.

Por eso Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.Para que al Nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la  tierra y en los infiernos, y toda lengua confiese que el Cristo Jesús es Señor para Gloria de Dios Padre. Flp 2, 5-11

Pero si oímos detenidamente el texto de Pablo notamos que ese acto supremo de humillación del Señor se transforma en una exaltación hacia Él donde toda rodilla se doblará en los cielos, la tierra y en los infiernos. Entonces podemos decir que la kenosis es un descenso hacia arriba y la auto-exaltación es un ascenso hacia abajo, como decía Monseñor Jean, el fundador de la Iglesia Ortodoxa Occidental.

Jesús dice:

El que Me ama guardará mi palabra,
y mi Padre lo amará y vendremos a él y moraremos en él.
El que no Me ama no guarda mis palabras. Jn 14, 23

La Palabra de Dios anuncia su deseo dirigido hacia cada uno de nosotros. Es un recorrido amoroso incondicional que comienza con su Palabra y se realiza en una convivencia. Pero su Palabra no irrumpe intempestivamente en nuestra existencia, no nos invade, sino que nos solicita humildemente un gesto, un acto voluntario de nuestra parte, un acto carente de garantías y condicionamientos, que tiene como punto de partida darle lugar. Y ese lugar es el silencio, que como una copa vacía, tiene la capacidad de guardar.

El Amor profundo, desinteresado y estable de Dios no nos pide un determinado sentimiento sino que se inicia con una ofrenda. Y esa ofrenda es nuestra hospitalidad silenciosa, porque nuestros pensamientos y elucubraciones son los ruidos interiores que expulsan la simplicidad insondable del alojamiento de su Palabra.

Su Palabra busca una relación íntima, muy poco conocida – y cada vez menos – por nosotros, que buscamos defendernos cambiando la intimidad por el concepto, por el ritualismo automático, por el cumplimiento de las costumbres, que van apagando el fuego de su Presencia.

Y es muy interesante contemplar que tanto el Padre como el Hijo no nos exigen que los amemos como reciprocidad de su ofrenda; simplemente nos piden humildemente que les ofrezcamos un lugar en nosotros donde guardar su Palabra, pero que debe realizarse sin condiciones. Es la primera ofrenda verdadera de nuestra parte.

El Señor nos pide simplemente una porción de tierra fértil en nuestro corazón, desalojada de todo pedregullo, de toda espina, es decir, pequeños momentos de silencio atento y hospitalario, para dejarnos sembrar mansamente, liberados de todo temor ignorante y expulsivo.

Si no interferimos, esa siembra se hace fruto y entonces, sale a la luz el Amor de Dios en nuestros actos. Nacemos a una nueva vida habiendo perdido nuestra vieja manera de vivir.

El acto de guardar su palabra es una ofrenda de amor de parte nuestra que se realiza con el despojamiento (kenosis) de los espacios interiores repletos de palabras, ideas, opiniones, ilusiones, fantasías, pensamientos, gustos, deseos, costumbres, etc..; es decir de nuestro ego. Porque solamente  en el vacío de esa mentalidad puede comenzar a crecer en nosotros el Misterio del Amor Crucificado. Por eso el Señor nos dice:

 “Si alguien quiere venir detrás de Mí,
que reniegue de sí mismo, tome su cruz y Me siga.
Sí, el que quiere salvar su vida la perderá….»

 Este es el despojamiento del que habló Vassula. Por eso, unos minutos más tarde, en la misma charla ella insistió:

Aprendamos de los Profetas del pasado, cómo, a lo largo de su camino, aprendieron a renunciar a sí mismos, a abnegarse, anteponiendo los Intereses de Dios y a Dios mismo en su vida. Aprendieron a despojarse de su ego y de su voluntad…

El Patriarca de Constatinopla Atenágoras (1886-1972), uno de los impulsores del diálogo ecuménico y amigo del Papa Pablo VI, habló de su experiencia personal de despojamiento de su ego y su voluntad personal:

Hay que hacer la guerra más dura, que es la guerra contra uno mismo. Hay que llegar a desarmarse. Yo he hecho esta guerra durante muchos años. Ha sido terrible. Pero ahora estoy desarmado. Ya no tengo miedo a nada, ya que el Amor destruye el miedo. Estoy desarmado de la voluntad de tener razón, de justificarme descalificando a los demás. No estoy en guardia, celosamente crispado sobre mis riquezas. Acojo y comparto. No me aferro a mis ideas ni a mis proyectos. Si me presentan otros mejores, o ni siquiera mejores sino buenos, los acepto sin pesar. He renunciado a hacer comparaciones. Lo que es bueno, verdadero, real, para mí siempre es lo mejor. Por eso ya no tengo miedo. Cuando ya no se tiene nada, ya no se tiene miedo. Si nos desarmamos, si nos desposeemos, si nos abrimos al hombre-Dios que hace nuevas todas las cosas, Él, entonces, borra el pasado malo y nos da un tiempo nuevo en el que todo es posible. ¡Es la Paz!

El camino cristiano genuino es la aceptación del Amor de Dios que es incomprensible para nosotros, porque es incondicional, omnipotente y donador de vida, un amor completamente ignorado por nuestro entendimiento; un amor tan inconcebible, que nos ubica de manera contundente ante nuestra ignorancia de Dios. Lo que nos asusta profundamente es la intimidad, la entrega definitiva,  la confianza plena,  la fidelidad, el abandono de la voluntad propia para entregarnos a la voluntad divina, despojados del dios del  entendimiento.

No podemos participar de una verdadera intimidad con Dios a partir del entendimiento. El Amor de Dios es inentendible, la mayoría de sus actos son inentendibles; es imposible reducir la obra divina a nuestra exigua y limitada comprensión intelectual.

Rabí Baal Shem Tov, místico hebreo Hasídico del siglo XVIII, dice sobre la comprensión de la Palabra de Dios:

Escuchad mis palabras aunque no las comprendáis, hermanos.
Un día el Mesías os hablará y tampoco lo comprenderéis;
empezad a acostumbraros.

La mística es un camino espiritual con un destino desconocido, y justamente por eso su punto de partida es el vaciamiento, porque para asumir lo desconocido es necesario el olvido de sí mismo  y de todo lo conocido. San Juan de la Cruz, gran místico del siglo XVI, lo dice con una claridad luminosa:

Para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes,
has  de ir por donde no sabes,
para venir a lo que no posees,
has de ir por donde no posees,
para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.

En la Tradición Mística de cada religión o confesión, es donde se pueden realizar encuentros con diálogos más fecundos, verdaderos y estables. ¿Por qué? Porque el vaciamiento, que es la puerta estrecha por donde entramos en la mística,  se va transformando lentamente en hospitalidad, y en ella aparece la posibilidad del diálogo enriquecedor que ilumina las diferencias, que fue la intención del encuentro del año pasado y de este encuentro que estamos compartiendo. ¿Recuerdan las palabras de Vassula? Ella dijo:

El diálogo interreligioso ha sido siempre una fuente valiosa en sí, porque reúne a personas de credos diferentes, mentalidades y tradiciones diferentes, nacionalidades diferentes, para descubrir, al estar juntos, elementos que pueden acercarnos espiritualmente y sobre los cuales podemos construir un diálogo común.

El diálogo no es un simple intercambio de palabras entRe dos personas, porque si en esa conversación cada una dice únicamente lo que piensa, sin oír al otro, hablamos de dos monólogos simultáneos. Dialogar es palabra y silencio. Para oír al otro es necesario hacer silencio, no solamente de palabras sino también de pensamientos, absteniéndose de toda intención de convencer o de obtener. Es el exilio de las intenciones para recibir las palabras del otro, que es su manera de ofrecernos, parcial o profundamente, su propia existencia. Silenciarse para recibir el universo del otro, haciendo el sacrificio del propio. Por eso San Juan Clímaco (S.VI) abad del Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí dice:

Aquel que en una conversación quiere imponer sus propias opiniones, aunque sean correctas, tenga por cierto que el demonio es el que lo mueve a ello. Si esto hiciera solamente con sus iguales, las reprimendas de los ancianos podrían curarlo. Mas si él procede del mismo modo con los mayores y con los más sabios, su mal, entonces, humanamente es incurable.

El diálogo también es exponerse, porque cuando nuestro interlocutor  se calla, cuando hace silencio, nos corresponde a nosotros ofrecerle nuestro universo mental y emocional como una  ofrenda (kenosis).

Un presbítero y teólogo Rumano contemporáneo, Dimitri Staniloae, dice que la kenosis es el aprendizaje de una forma superior de ternura. Esta ternura  busca el contacto con los hombres despertando la solidaridad, el compañerismo, los acuerdos. No se impone, desarma las rivalidades multiplicando el espíritu fraterno, la aceptación incondicional del otro sin juzgarlo, sin rivalizar.

Hay en la Tradición Mística de las religiones un hilo de oro que va tejiendo encuentros entre todas las confesiones, no a través de conceptos sino de experiencias espirituales.

Estos encuentros se dan en el Espíritu a través de experiencias místicas semejantes sin haber mantenido contacto personal. El Señor le dice a Nicodemo, manifestando la libertad que Dios tiene para manifestarse a las otras ovejas que no son de este corral:

El viento sopla donde quiere y oyes su voz,
mas no sabes de dónde viene ni adónde va.
Así es todo el que nace del Espíritu.” Jn 3, 8

Dar lugar sin perder nuestra identidad es una posibilidad de mutua fecundación. Las diferencias se hacen oportunidades de crecimiento y el protagonismo es abandonado por la oportunidad de ser testigos de la vida de Dios y de los otros, incluidas otras manifestaciones místicas, construyendo nuevas historias que merecen ser contadas.

Por eso voy a dar algunos ejemplos para que podamos contemplar las vivencias comunes que existen en las diferencias de las distintas confesiones, que son oportunidades auspiciosas para que contemplemos juntos, mientras ya vamos haciendo amistosamente una breve experiencia de vaciamiento.

Tukaram, poeta místico hindú del  siglo XVII, expresa su experiencia del vacío:

Aún tengo una noticia preparada para transmitiros:
vacío, vacío está el espejo.
Me he tragado mi yo
y al hacerlo se han roto los nudos
que apretaban mi cuerpo.
Siendo el más pequeño de los átomos,
me he extendido hasta los límites últimos
del universo.

Margarite Poirette, mística cristiana del siglo XIV escribió un libro que se llamaba: El espejo de las almas simples, donde afirmaba que el alma debía abandonar todo, incluso la razón, salvo a Dios.

Fue condenada por este libro a la hoguera por la Inquisición en el año 1310, porque practicaba un cristianismo fuera de las estructuras eclesiásticas. Dice sobre el vaciamiento:

La expansión del amor divino se mostró ante mí en la luz divina de un relámpago altísimo y penetrante en el cual me mostró, simultáneamente, a Él y a mí. Es decir, a Él tan alto y a mí tan baja, que no pude levantarme ni valerme por mí misma; y allá nació lo mejor de mí misma.

En el misticismo Sufí, cuyo origen es el Islam, al vaciamiento se lo denomina Muÿâhada o Yihâd. El camino es esencialmente un combate interior contra el ego, que los maestros sufíes lo llaman Nafs. Se cuenta que un místico sufí, Abû Yaçîd al-Bistâmi, vio a su Señor en sueños y le preguntó por el modo de llegar a Él, y Allah le respondió: “Abandónate, y ven a Mí sin ti”.

Yala Al-Din Rumi, poeta místico  Sufí del siglo XIII, uno de los más grandes místicos sufíes, describe la verdadera libertad del despojamiento del ego:

Toma a uno que no lleva sus cuentas
que no quiere ser rico, ni tiene miedo a perder
que no tiene interés alguno en su personalidad: es libre.

También Rumi describe con sabiduría el combate sin pausa y sin atajos, necesario para el despojamiento del yo:

Has sufrido tormentos
pero aun así sigues estando lejos de Dios,
porque no has alcanzado
tu objetivo de destruir al yo.
Tus tormentos no cesarán
hasta que perezcas.
No puedes llegar al tejado
a no ser que asciendas por la escalera.
Si faltan dos travesaños
no podrás subir por ella,
si la cuerda del pozo es demasiado corta
el cubo no llegará al agua.

Termino con este poema que fue escrito en el siglo XIII por el místico, pensador y poeta musulmán Ibn Arabi, nacido en la Murcia islámica de 1165. Uno de los más grandes místicos sufíes junto con Rumi.

Estas palabras inspiradas por el Espíritu Santo, bien podrían ser la síntesis del Ágape de Dios derramado sobre las distintas confesiones, realizando en la diversidad del instrumento que toca cada una, una sinfonía que entona finalmente, la Voluntad de Dios.

Hubo un tiempo,
en el que rechazaba a mi prójimo
si su fe no era la mía.
Ahora mi corazón es capaz
de adoptar todas las formas:
es un prado para las gacelas
y un claustro para los monjes cristianos,
templo para los ídolos
y la Kaaba[1]para los peregrinos,
es recipiente para las tablas de la Torá
y los versos del Corán.
Porque mi religión es el Amor.
Da igual a dónde vaya la caravana del amor,
su camino es la senda de mi fe.

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[1]Representa el lugar sagrado y de peregrinación religiosa más importante del islam. Es la «casa de Dios», donde lo divino toca lo terrenal, y hacia ella orientan su rezo los musulmanes de todo el mundo ubicando el oriente.


Conferencia del P. Enrique Bikkesbakker, Iglesia ortodoxa argentina.  X Retiro Latinoamericano de la VVD. Tristán Suarez, Prov. de Buenos Aires, Argentina, 16 de noviembre.

Una aproximación a la espiritualidad rusa

«Él la resucitará… esta nación llegará a ser una de las más dedicadas servidoras de Dios. Curada y resucitada por la Fuerza de Dios, su estatura de santidad seducirá a todos sus vecinos por sus devociones al Todopoderoso… Rusia será el símbolo de la Gloria de Dios, de Su Mise­ricordia y de Su Amor…   (La Santísima Virgen)  VVD 01.02.88″

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