«Fuimos partícipes de Su desolación frente a la apatía del mundo»

Hija, cuando te esfuerzas trabajando para Mí, Yo empleo tus esfuerzos y fatigas para curar otras almas. Sí, aprende que todo lo que haces con espíritu de sacrificio, Yo hago un buen uso de ello… Yo soy el Maestro de la Humanidad. VVeD 27 de noviembre de 1990


Cumplido el horario de comienzo del rosario, nadie se acercó para compartir con nosotros. Seguimos igual con lo planificado y rezamos y cantamos en el micrófono y con el equipo amplificador de sonido. Si están pensando » qué pena, tanto esfuerzo para que no haya ido nadie», tengo que decirles que no es esa la enseñanza que nos dejó esta experiencia.

Les ofrezco mi testimonio del último sábado 3 de abril en la plaza de Barracas: Como grupo misionero, habíamos puesto mucha expectativa en la convocatoria al Rosario y charla sobre Vassula y los Mensajes de Jesús. Requería esfuerzo ,responsabilidad y dedicación en la organización. No podíamos descuidar detalle. 

Como nos viene sucediendo todas las semanas, siempre somos probados por alguna situación que pone en peligro el normal curso de lo planificado. En esta oportunidad, uno de nosotros se enfermó y el resto tuvimos la incertidumbre de tener o no Covid, lo cual insumió tiempo  realizarnos el test y esperar los resultados faltando pocas horas del compromiso asumido con la gente. Finalmente, se resolvió a nuestro favor y según la Divina Voluntad: ninguno presentaba la enfermedad, y se está recuperando bien la hermana que está internada

Ya superado ese obstáculo, dirigimos nuestro empeño en organizar el encuentro: el primero de estas características desde que empezamos este apostolado. ¿Qué misterios rezar? Decidimos que, a pesar de faltar pocas horas para celebrar la Resurrección de Jesús, íbamos a meditar su Pasión para ayudar a los hermanos a dimensionar su Amor por nosotros en la Cruz. ¡A qué alto precio hemos sido redimidos! 

Llegado el día, puntualmente nos hicimos presentes y armamos el lugar adornándolo con la mesa-altar, el tríptico, la Virgen de Luján, las Semillas de Amor, guías de oración, folletos, equipo de audio, cancioneros, guitarra, sillas, etc. La charla acerca de Vassula y los Mensajes, había quedado bajo la responsabilidad mía y de Roberto. El temario se había aprobado en reunión de grupo, así como el resto de la organización de la tarde.

 Había gente en el parque, padres con sus niños en especial. Pero, cumplido el horario de comienzo, nadie se acercó para compartir con nosotros. Seguimos igual con lo planificado y rezamos y cantamos en el micrófono y el equipo amplificador de sonido. Aquí entendimos que el Señor nos mostraba la validez de la oración intercesora santificando el lugar y sus visitantes y el testimonio de fe que confía en Dios y su misteriosa forma de obrar, que se escapa a nuestro entendimiento. ¡Jesús y María estaban ciertamente presentes allí mismo, bendiciendo a cada persona, incluidos los misioneros! No podíamos fijarnos en números, a la manera humana. Lo dejamos en manos de Dios. Algunas personas, aunque no se acercaron, escucharon desde el lugar donde se encontraban. Oramos por ellas. 

Me tocó dirigir el 5°misterio . Me acerqué al micrófono y comencé a leer el texto de la guía, tantas y tantas veces meditado en oración. Me concentré en la parte técnica, que saliera bien el audio. Mientras leía observé los niños y familias a la distancia, disfrutando la tarde, alegres y despreocupados. Mas cerca, una señora escuchaba atenta con su niña jugando al lado. Percibí que podía dirigir el Mensaje a ella. Hice mías las palabras de Jesús, permitiéndoles bajar a mi corazón. Al leer la meditación  donde dice «viendo a duras penas a través de MIs ojos hinchados, contemplé el mundo. No vi a ningún amigo…nadie estaba allí para consolarme», mi espíritu se quebró y lloré entendiendo y sintiendo el abandono y la soledad de Jesús. Nadie había acudido al encuentro que habíamos preparado. Nadie. «Nadie estaba allí para consolarme». Hermanos, el Señor nos ha regalado un gran don este sábado. Fuimos partícipes de Su desolación frente a la apatía del mundo. Si están pensando » qué pena, tanto esfuerzo para que no haya ido nadie», tengo que decirles que no es esa la enseñanza que nos dejó esta experiencia. ¡Más nos ha dado nuestro Señor con su Cruz y Resurrección, qué Real Banquete preparó para nosotros, qué seguro Refugio nos ofrece en estos tiempos, que gran Tesoro nos ha encomendado en este Himno de Amor! Podemos decir con sinceridad qué hemos «acudido» a Su encuentro, que hemos respondido plenamente a Su amorosa llamada? Todo esto y mucho más hemos recibido inmerecidamente este último sábado. Fue un gran regalo acompañar a Jesús de esta manera: en la intimidad de su agonía y su dolor.

Al finalizar el rezo del Rosario, abrimos el Tomo Unico invocando al Espíritu Santo. Nos fue dado el Mensaje del 1 de marzo de 1991. Lo leímos por el micrófono. Su Palabra nos llenó de consuelo.

Marcela Groppa
Grupo Misionero de la Verdadera Vida en Dios

2 comentarios en “«Fuimos partícipes de Su desolación frente a la apatía del mundo»

  1. Aplaudo la acción, porque implica decisión previa, no todos los que estamos fuimos, y no todos nos acordamos de ese espacio de tiempo, no se necesitan excusas a esgrimir, todos sabemos, o creemos saber, pero a mi entender, hablo por mi, siempre me gustaría ir, pero algo ….. en su día no me deja recordarlo, la pandemia es la parte visible, de lo que no vemos, pero las ausencias nos muestran que, como las raíces de los árboles se extienden bajo tierra, ….. de abajo tierra, también hay otras raíces, que estropean al trigo saliente.
    Agradezco su labor y aplaudo por su oración al hacer. Me congratulo por vuestra acción que DIOS impulsa, y ustedes obedecen. Gracias por hacer .

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