«-Señor, me acuerdo ahora de nuestra buena amiga Marta, la impulsiva, estoy impaciente como ella, quiero que las cosas vayan rápido: mañana, hoy, ahora, si es posible ¡tener todos tus deseos cumplidos ya, las espinas arrancadas y arrojadas fuera, sacada la lanza de Tu Corazón ya, y todo lo que Tú desees!
-Vassula no te precipites.
(He sentido Su mano acariciando mi cabeza.)
-Vuelve a escuchar Mis deseos, Yo quiero recordarles Mis Caminos, Yo quiero que dejen de arrojarse unos a otros dardos envenenados, Vassula ¿es que Yo fui un político? » Dhaka, Bangladesh. 30.06.87
Entrevista por email a Adriana Gonzalez
- Hola Adriana, en la preparación del X retiro fuiste responsable de la comisión de trabajo dedicada a la liturgia y al ministerio de música junto a Ana Beltrán. ¿Cómo fue el trabajo previo al retiro?
Si. Al principio éramos tres personas en la subcomisión de Liturgia y ministerio de Música: Beatriz Dobalo, Ana Beltrán y yo. Pensé en un principio ocuparme de la música solamente y que Ana y Betty podrían ocuparse del resto. Por lo que primero decidí buscar músicos dentro de la VVeD o que al menos tuvieran conocimiento y afinidad respecto de los Mensajes. Con mucha anticipación contacté a Lidia González con su guitarra, de Mendoza quien tiene mucha experiencia musical en las Misas carismáticas y a Carina Juni de Rio Negro que es pianista profesional y que suele venir a Buenos Aires para acompañar encuentros de los Mensajeros de la Paz que lidera el padre Gustavo Jamut. También contacté a Juanita Prosetti de nuestra Beth Myriam por su espontaneidad para cantar y guiar pero no supimos que vendría hasta último momento. Llamé a Carmen Gilabert en Dolores, Pcia. de Buenos Aires, pero por cuestiones familiares y de salud era imposible que pudiera venir a tocar el piano. Hasta ese momento no sabía si contaríamos con músicos de Brasil que no solo cantaran, sino que pudieran tocar algún instrumento. También pensé en Darío, yerno de Mabel Rolando, que dirige un coro en Luján Castrense, y en Tobías, el nieto de Sofía Anghelidis pero por sus compromisos resultó imposible que vinieran.
Mientras tanto intentamos tener una primera reunión entre Beatriz, Ana y Yo. Por nuestras ocupaciones y vivir muy distantes una de la otra, era sumamente difícil.
Decidimos comenzar con los guiones de las misas diarias, pero Beatriz tuvo la noticia del bautismo de su nieto Jacinto y venía su familia desde Uruguay a su casa. Por lo tanto y muy a su pesar, no pudo concurrir al Retiro. Ella en su casa colaboró seleccionando un Mensaje personal para cada uno de los asistentes al Retiro de la VVeD. Tuvimos dos reuniones con Anita Beltrán para elaborar los guiones de las misas.
Quedamos que ella se encargaría de los ornamentos para las ceremonias y la ambientación, mientras yo seguía reclutando músicos. Decidí comenzar por mi parroquia. Hablé con el líder del coro de jóvenes quien inmediatamente se entusiasmó con la idea. Pusimos una reunión para el Domingo siguiente en la misma parroquia de San Ambrosio, donde me acompañó Roberto Leboeuf para explicarles lo que era un Retiro Latinoamericano de la VVeD. A partir de ahí Leonardo Devicentiis organizó a su gente para que tuviéramos cada día cubierto con dos músicos y organizamos el cancionero. Luego se envió un cancionero con unas 50 canciones a Brasil para su traducción y se eligieron temas para cada misa. Además de una para cada hora de Adoración por día y para introducir a cada charla con acompañamiento musical y poner en clima de recogimiento a los asistentes.

- ¿Cómo afrontaste que Anita Beltrán no pudiera venir por la inesperada operación de su hijo la noche anterior al inicio del retiro?
Sorprendida pero más preocupada por la salud de su hijo. Hasta ahí Jesús me había demostrado que Dios dispone. Por suerte ella se había ocupado de las fotocopias del Akasthitos, las Letanías, el padre Nuestro en Arameo y las correcciones finales de los guiones. Envió los floreros, manteles y ornamentos por medio de Pablo. Yo solo tuve que ocuparme de comprar las flores con la gentil ayuda de Hugo.

Decidí entonces encarar la tarea día por día. Me refiero a anotar lo que se cantaba para que no se repitiera en cada guion, anotar las intenciones fuera de las ya estipuladas, elegir los lectores tratando de que fueran de diferentes países en cada misa, ver que no faltara nada en la capilla, el sonido preparado, armar y mantener los arreglos florales, repartir cancioneros y guías. Siempre una charla previa con cada sacerdote que presidiera la ceremonia.

Para eso fue necesario que yo no participara de algunas conferencias, al menos en su totalidad. Pero gracias a Dios están por escrito o grabadas.
- ¿Cómo armonizaste el ministerio de música, tanto los músicos locales como los que acompañaban a los que vinieron de Brasil?
Gracias a Dios, Leo se ocupó de organizar quien venía de Buenos Aires cada día. Y Roberto coordinó los traslados. Yo estaba expectante para cada llegada y que tuvieran todo lo necesario en la casa.

Siempre dos personas pero hubo un imprevisto: el viernes no podía ser cubierto, entonces le pedimos a los brasileros que cubrieran la misa de ese día. Había dos hombres que tocaban guitarra y dos mujeres que cantaban. Ésto lo descubrí directamente en el Retiro!

También hubo momentos que ensayamos temas juntos. Uno de los muchachos brasileros acompañaba muy bien improvisando y también tenía su tablet con las letras en portugués y las notas correspondientes. Jesús lo ordena todo. Uno imagina y prevé pero surgen imprevistos y cambios. Por ejemplo, cuando oficiaba un sacerdote brasilero, cantaban en español y al revés. Jesús nos mostró así una senda de los caminos de unidad.
- Si, tenés razón, durante el retiro nos dimos cuenta del desafío de ayuda litúrgica que hubo que afrontar, por un lado estaban los oficios en diferentes tradiciones litúrgicas, los sacerdotes que hablaban dos idiomas diferentes, la asamblea de los fieles, la mitad de ellos brasileños, acostumbrados a cantar determinados estilos de canciones tan diferente al canto de la liturgia oriental.
Para el oficio ortodoxo vino el coro de San Martín de Tours que dirige Clara Cortázar. Ese fue un momento de relax en que los demás, no solamente los de habla portuguesa, nos limitamos a disfrutar de escuchar y contemplar un estilo diferente que enriquece nuestro espíritu y nuestra fe.
Para cada oficio se adecuaba el ámbito según los requerimientos. Por ejemplo, la disposición de los Iconos, la necesidad o no de sonido, el atender a los músicos para un ensayo y acomodamiento.
En el caso de la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo el Padre Daniel Aguilera fue muy organizado con sus pautas. Tuvo la brillante idea de cerrarla con el Doxa Doxa infaltable en un encuentro de la VVeD, que ensayamos la noche previa, pero oh sorpresa: los músicos se fueron antes porque perdían el avión. Así que lo cantamos a capella como debe ser.
- En especial cómo se organizaron las horas nocturnas de Adoración…
La pauta fue que los músicos trajeran canciones de adoración y alabanza, espacios de silencio y algunas meditaciones como por ejemplo de Santa Teresita y de San Agustín. No más de una o dos horas para que durante la noche la gente anotada pudiera rezar en algunos casos el Rosario y el resto de las horas respetarles la intimidad con el Señor.
Tuve que reservar algunas velas para que nos alcanzaran hasta el último día, pues la gente espontáneamente, las encendía durante la noche creando así, un clima de devoción muy especial. Jesús estuvo muy bien acompañado por los hermanos que entusiastas y exhaustos, descansaron en El.

- Hubo una devoción, el rosario de las rosas, que ya habíamos vivido en el retiro de Aparecida. Fue también un desafío prepararlo seguramente, con todas esas rosas tan bellas…
Si, totalmente. Yo no había podido viajar en aquella oportunidad, así que me mandaron una foto de la disposición del Rosario. Mi temor era que no consiguieran las rosas por el calor. Solo durarían hasta el último día si compraba las importadas. Así que me aseguré un lugar donde conseguirlas. Las mantuvimos en un lugar fresco, ventilado y en baldes con hielo. Luego tuve una reunión con las personas que lo organizaban. Cerramos la capilla para que fuera sorpresa para los demás. Pedimos permiso para correr el altar y presidió el Rosario un hermosísimo cuadro de Nuestra Señora de Guadalupe traído de México por Magali García que nos lo prestó muy gentilmente porque no podía asistir. Dos niñas ayudaban a poner los vasitos con rosas a las personas mayores. Ellas estaban encantadas con la belleza de las rosas y poder ayudar. Al final la delegación mejicana entonó una emotiva canción a nuestra Patrona de América.
- Lo mismo con el Akatisthos que para nosotros es muy apreciado pero que a los lectores de la VVeD que vinieron de los otros países no les era tan conocido.
Bueno. Hubo una tarea previa que fue tratar de elegir las mejores versiones grabadas. En especial de El Padre Nuestro en Arameo, del Javenu Shalem Aleheim, del Doxa Doxa y del Akatisthos. El Akatisthos es una alabanza que describe la vida de la Virgen y es parte de la Liturgia Oriental Bizantina. Se hace en forma entonada y repetitiva, lo cual es muy fácil de seguir. Nos facilitó mucho cantarla sobre una grabación. Especialmente porque fue a primera hora de la mañana y sin tiempo para ensayo previo. Agradecí mucho para todo esto la ayuda técnica de Roberto Leboeuf y el equipamiento de sonido con el que cuenta la Casa de retiros.

- Y para finalizar, ¿cuál fue el regalo del Señor para vos en este retiro?
El primer regalo fue el haber podido tomarme una semana de vacaciones para asistir y contar con el dinero para pagar el retiro en un mes muy difícil en lo personal en cuanto a lo económico.
El segundo fue la convivencia con hermanos de la VVeD de nuestra región a quienes no conocía personalmente, en un clima de afecto, alegría y cansancio, porque fue sumamente intenso y movilizador. El haber podido entendernos sin hablar el idioma del otro, fue algo increíble.
El tercero fue tomar conciencia de las cosas que tengo que cambiar de mi carácter.
Por lo que agradezco mucho que me hayan puesto a Martita Piñero como compañera de habitación. Fue la persona que necesitaba. Es encantadora. Me reflejaba que tenía que dejar de refunfuñar y parar con la ansiedad que me caracteriza, con mis miedos y descansar más en El. Jesús me demostró que siempre nos tenemos que poner en sus manos, porque por más que tenemos todo organizado, surgen imprevistos y aunque le pongamos empeño, siempre lo que El moldea a su modo, resulta mucho mejor.
Y por último le agradezco a Dios, esa misteriosa sensación de que el dolor físico de mi pierna se fue aliviando con el trascurrir de los días, sin siquiera reparar en que casi no tomé analgésicos.
Me sentí como la perturbada Marta, reconfortada por la dulzura de Jesús.
Adriana Gonzalez, equipo organizador, vocal de la CD de la Asociación
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