«Vassula, felices aquellos que renuncian a sus ocupaciones y Me siguen. Verdaderamente, dedicas mucho de tu tiempo a escribir Conmigo, pero déjame también decirte algo. Me gusta también verte trabajar y cumplir tus pequeñas obligaciones, tus deberes de menor importancia, siempre y cuando las hagas con amor. Cualquier pequeño trabajo que hagas, sin importar lo pequeño e insignificante que sea, se vuelve grande ante Mis Ojos y Me agrada, siempre que estos pequeños actos sean hechos con Amor. Bendita seas.» 18.02.1987
Testimonio personal
En los prolegómenos cuando comenzamos a darnos cuenta que en el año 2018 correspondía hacer el retiro en uno de nuestros países (pensé) pensamos que por varias razones el retiro tenía que ser en Argentina y lo primero que surgió fue hacerlo compartido con nuestros hermanos brasileros, incluso para profundizar la 1ra experiencia que habíamos tenido en el 2016 en Aparecida; la situación política y económica no era la más apta para encarar la tarea en ambos países, y es aquí donde comienza la tarea del Espíritu Santo alentándonos a hacerlo mas allá de nuestra débil mirada de la realidad contemplada parcialmente con los sentidos; lo primero que sentí es que sin Él era imposible y empecé (allá por marzo) a tratar de aprender a trabajar con Él y con mis hermanos; no creo que haya sido el único de los que tuvimos que ver con la organización que le haya ocurrido esto (incluyo a nuestros hermanos de Brasil), pero intento contar mi experiencia personal que también se convierte en comunitaria; hubo infinidad de pequeños hechos que así lo atestiguan, que serían muy largos de contar; cada vez que avanzábamos en algún sentido veíamos como se allanaban los caminos, lo que nos alentaba a confiar cada vez más en Su ayuda y beneplácito. Faltaba la constatación de todo esto en el retiro propiamente dicho y allí se terminó de consumar el milagro.


Empezó el miércoles 14 con la llegada de un primer contingente de 35 personas; ese día fue un caos (en relación al orden que habíamos planificado); algunos de los que estábamos ahí, cumpliendo la tarea de ordenar y distribuir las habitaciones, nos dimos por vencidos y dejamos que las cosas se ordenaran naturalmente, percibimos que todos traían un buen espíritu y que iba a privar el compartir y el sentido común y así fue; los lugares y las habitaciones se acomodaron a las necesidades de todos y Dios vio que era bueno (nosotros también).
Y es aquí donde quiero llegar con mi vivencia, porque junto con las charlas, los oficios, las Liturgias, el rosario y las adoraciones, este espíritu común se manifestó durante todo el retiro, y agrego: desayuno, almuerzo, break, cena, recreos, compra de libros y demás actividades,

fuimos en esos días una familia dispuesta a compartir lo bueno y lo no tan bueno, lo que nos une y lo que no coincidimos, estuvimos abiertos a escuchar cosas que nunca habíamos escuchado y pusimos nuestro mejor entendimiento para asimilarlas y compartirlas, sin casi darnos cuenta el Espíritu Santo nos llevó de la mano a vivir la UNIDAD; demos gracias a la Santísima Trinidad por este regalo y pidámosle para que podamos transmitir este testimonio a nuestros hermanos TODOS hijos del único DIOS.
Hugo Sabbadini
Del equipo organizador.
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