¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? (Hechos 2: 8)
Conocer la Verdadera Vida en Dios fue providencial, pues me encontraba pésimo en el estado de mi vida, pero el buen Dios me tenía una sorpresa. Así y todo un día me piden colaborar para una presentación de Vassula en mi zona y me puse a servir con una alegría que hacía mucho no sentía.
La experiencia vivida un día de Mayo de 2003 fue simplemente maravillosa. Vassula tenía una conferencia por la tarde y en la mañana fuimos hasta un canal de televisión para una entrevista, yo estaba feliz de tenerla en mi ciudad pero sin duda no tenía cabal medida de lo que significaban los Mensajes, pues hasta esos días frecuentaba un grupo de la Nueva Era y lo consideraba casi como hoy considero el Ecumenismo, los justificaba en todo y casi siempre creía que lo hacían todo por amor aunque me costara entender que sólo mi propio Yo valía en este mundo y no debía aceptar la necesidad de que el «profeta Jesús» me guiara. De pronto el periodista pregunta ¿Qué opina Dios de la Nueva Era? y los cristales de mis anteojos saltaron y tuve que buscarlos en la penumbra del estudio de TV, escuché que la respuesta fue: es algo diabólico. Y algo en mi corazón me aclaró que era lo que yo debía incorporar a mi pensamiento. La decisión de un nunca más en mi corazón fue instantáneo. El Señor me sacó de un lugar donde todo vale para la confusión de las almas. Ahora comprendo, y sólo por Gracia, que sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida.
Por la tarde, después de una conferencia de casi tres horas maravillosas, vamos con todo el grupo organizador a cenar con Vassula; yo no participé mucho de la conversación pues mi inglés es más que rudimentario, pero todo era tan hermoso en ese momento pues ella contó de sus experiencias en otras naciones, y luego el tema fue la Virgen María y las apariciones en el mundo, en particular de una en el continente africano; de pronto ella le dice a Pablo y Ana “pregúntenle qué es lo que no comprendió pues está entendiendo todo en su propia lengua”; sentí una sensación que no puedo explicar, pero sin lugar a dudas fue así: comprendí todo lo que hablaban, PERO EN ESPAÑOL; lo hemos analizado tantas veces con Ana Lizarralde y sólo queda alabar a Dios pues grande es su misericordia, que nos regala un Pentecostés personal para su Gloria. ¿Cabe alguna duda de que Él es quien nos escribe el maravilloso Himno de Amor, llamado por Él “La Verdadera Vida en Dios”? Ojalá nadie, nadie, nadie dude jamás.
Inés, Argentina. – 5 Junio 2014 (31)
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