El grupo de oración de la VVeD de Moscú existe desde hace 18 años, desde la última visita de Vassula a Moscú en 1999 y tiene ahora unas 25 personas. El grupo de oración de la VVeD de Moscú estaba ansioso por encontrarse con ella. Nos juntamos en el lobby del hotel, preparados a preguntarle muchas cosas. Aquí están algunas de las preguntas y las respuestas de Vassula:
- ¿Cuál es, actualmente, el principal obstáculo para la unidad? ¿Qué puede hacer la gente común, como nosotros, para eliminar dicho obstáculo?
Creo que hay prejuicios aún vigentes, hay intereses, intereses políticos, y yo diría falta de amor. Porque “humildad y amor” es la llave. Si esta llave no es usada, entonces no hay unidad. Continúen haciendo lo que hacen. Organicen retiros, porque la unidad no vendrá de arriba, vendrá de la simpleza de corazón, por la gente de abajo. - De una forma práctica, ¿cómo depende usted de Jesús en su vida diaria?
Por ejemplo, a partir de enero de este año, Jesús me hizo correr como nunca antes. Tuve que ir a muchos países. Primero a Italia, luego a Líbano, de nuevo a Líbano, luego a Siria (fue muy peligroso en Siria), a España, a Italia por un mes, luego fui a Vietnam, China, Filipinas, Australia, Dinamarca, Suecia, Noruega, Islandia, Finlandia, las Islas Feroe, Groenlandia. Esto es cuando voy al exterior. Cuando estoy en casa, voy al supermercado, limpio la casa. Me gusta cocinar y hacer pan. Riego los vegetales del jardín, y voy a tomar café con mis amigos. Pero también rezo el Rosario todos los días, me encuentro con el grupo de oración una vez a la semana y rezamos juntos. Esta es mi vida. A veces Él me llama para que reciba un Mensaje, y entonces converso con Él. - Cuando contesta una pregunta de alguien, ¿la respuesta es inspirada desde arriba o habla por sí misma?
A veces siento un apremio, puedo decir que no soy yo realmente. A veces sí soy yo. Pero a veces digo cosas que no recuerdo, porque Él me corta y Él me hace hablar. Como me pasó con mi hijo. El tenía 10 años, cuando Jesús me estaba enseñando sobre nuestra Bendita Madre, que su título en el cielo es “Madre de Dios”. Me hijo llega del colegio, entra en mi cuarto, me mira y dice: “María es la Madre de Dios, ¿no?”. Lo dijo con autoridad. Lo miré y le dije:”sí”. Y se fue. Pensé: “¿cómo lo supo?” Y lo llamé: “¡ven Fabián! ¿qué dijiste?” Me respondió: “¿qué?” “Me dijiste que María es la Madre de Dios, ¿no es cierto?” “No, no te dije nada”. Fue como una firma. Un día nos reunimos durante la peregrinación, estábamos navegando el mar de Galilea. Los escandinavos de la VVeD querían hablar conmigo. Mientras discutíamos, dijeron que yo les dije: “tengo que ir para arriba, al norte, más al norte que Suecia”. Pero no recuerdo haber dicho eso. Me contestaron: “pero no hay nadie allí”. Les dije: “sí, hay un alma”. Yo no hablo así, no soy yo. No me gustan los países fríos, porque vengo del desierto, Egipto. Entonces, luego de la peregrinación volví a casa. A la semana siguiente, las personas responsables en Suecia me llaman y me dicen: “tenías razón, hay un alma al norte, que quiere que vayas allí”. Y yo dije: “¿qué me están diciendo?, no entiendo, no lo recuerdo”. Ellos insistieron: “nos dijiste esto”. Entonces entendí que Él quería que yo fuera allí arriba, a Lapland (región más al norte de Finlandia).
En las fotografías tomadas durante este encuentro, algunos del grupo de oración ruso vieron la cara de Jesús en la cara de Vassula, un signo de que Vassula estaba transmitiendo el mensaje de Jesús. Después de la peregrinación esta gente sentía que la habían pasado milagrosamente en otra realidad, y solamente las fotografías les recordaban que la peregrinación tuvo lugar en su ciudad, Moscú.
Además de este encuentro memorable con Vassula, sentimos fuertemente la gracia de unidad durante los encuentros generales, oraciones, liturgias, contactos personales, todo el programa de la peregrinación. Esta fiesta de unidad fue realmente un regalo celestial para todo nuestro grupo.
También fue importante para nuestro grupo, que los peregrinos visitaran el 9 de septiembre un lugar cercano a Moscú, llamado Semkhoz, donde vivió y fue asesinado el 9 de septiembre de 1990 un famoso sacerdote ortodoxo, el P. Alexander Men. Fue un misionero único en la URSS. Predicó a Cristo y al Evangelio a pesar de severas persecuciones de las autoridades comunistas. Su brillante personalidad, su forma de vida y misión fueron testimonio de vida y amor a Cristo para miles. Probablemente fue asesinado por la KGB, y murió como un mártir. Nos encantó ver cómo peregrinos de tantos países y denominaciones fueron a venerar su memoria. Creemos que él también estará contento, porque es un hombre de unidad. ¡Gloria a Dios!
Original en:
True Life in God, Enero 2018, pag. 29 http://www.tligpilgrimages.org/RussianMagazine/
Traducción Renée Young (AVVD-argentina)
Nota editorial: información sobre el P. Alexander Men aquí