Vassula está casada con Peters Rydén luego de un divorcio de un primer matrimonio celebrado con un luterano. Luego de su conversión solicitó a su Iglesia ortodoxa griega regularizar su situación.
Esta es la respuesta de Vassula a una pregunta de la CDF sobre su situación matrimonial y que fue publicada en el tomo 12 de la VVeD a pedido del Prefecto Mons. Cardenal José Ratzinger.
“Situación matrimonial
En su pregunta dice más abajo, refiriéndose a que recibo a veces la Sagrada Comunión en la Iglesia católica: “nuestra preocupación acerca de los seguidores católicos que pueden interpretar estas actitudes de una forma relativista y sentirse tentados de hacer caso omiso de la disciplina de su propia Iglesia”. Si según el Derecho Canónico que he citado más arriba se prueba que estoy en total concordancia con la ley canónica de la Iglesia Católica, no veo razón para que las personas católicas reaccionen de forma relativista.
No estoy a favor del divorcio y no busco promover entre los cristianos católicos que deba permitirse a los divorciados volver a casarse. Mi divorcio y segundo matrimonio civil fueron anteriores a mi conversión. Después de mi conversión, a la luz de los mensajes de la VVeD, descubrí que mi situación matrimonial no era regular. Sin embargo nadie sabía de esa situación excepto yo misma y también fui yo misma quien la deploró públicamente. Denuncié mi propia situación cuando de hecho nadie sabía nada acerca de ello. Habiéndome dado cuenta de mi equivocación, me puse en contacto con mis autoridades eclesiales en Lausanne y pasé por un proceso de aclararlo todo de acuerdo con los reglamentos matrimoniales ortodoxos. Soy, por tanto, una cristiana ortodoxa en paz con mi Iglesia y sus reglamentos, como cualquier otro cristiano ortodoxo y, como tal, estoy autorizada a recibir la Eucaristía en mi propia Iglesia y en la Iglesia Católica, de acuerdo con los principios mencionados más arriba. De ninguna manera hago caso omiso de los reglamentos de la Iglesia católica. Para su información adjunto mi Certificado de Matrimonio a este documento (Anexo 1).”
Mon. René Laurentín dijo sobre el estado marital de Vassula:
“Ella está divorciada y vuelta a casar. Ese parece ser el mayor problema. De hecho, su estado marital actual se encuentra perfectamente en orden. En 1966, se casó, por la Iglesia, con un Protestante; en una época en la que ella no practicaba ninguna religión. Después de un divorcio civil, en 1980, se volvió a casar el 13 de junio de 1981. En aquel entonces, ella pensó que se trataba de una ceremonia Protestante, de acuerdo con la religión de su esposo, pero de hecho, era un matrimonio civil. Siendo cristiana, no practicante, sin contacto con la Iglesia Ortodoxa, ella ni siquiera sabía que este segundo matrimonio podría causar problemas. Cuando acudió a la Iglesia a regularizar su matrimonio, el primer sacerdote con el que habló, ni siquiera consideró que existiera un problema, ya que se trataba de un matrimonio mixto. Sin embargo, Vassula insistió, con objeto de estar verdaderamente de acuerdo con la Legislación Ortodoxa. Fue entonces, cuando la refirieron con el sacerdote encargado de problemas matrimoniales, quien se encargó del asunto, siguiendo la “ley de la economía”, relativa a los matrimonios fallidos dentro de la Iglesia Ortodoxa. El matrimonio tuvo lugar el 13 de octubre de 1990, en la Iglesia Griega Ortodoxa de Lausanne. Por tanto, de acuerdo a la Legislación Ortodoxa, su situación no presenta problema alguno.”
Y aclara en otro parte del escrito que el caso de Vassula es análogo a los casos de católicos a los cuales las autoridades eclesiásticas de la Iglesia declaran nulo su primer matrimonio por defectos de consentimiento y forma.
En una entrevista la misma Vassula explica su situación:
“Olga: La Iglesia Católica no aprueba el divorcio, y las personas que no te apoyan dicen que por qué estás divorciada.
Vassula: Los cristianos ortodoxos, al igual que los católicos, permiten la separación y la nulidad matrimonial, a lo que nosotros llamamos divorcio. Mi Iglesia me concedió la nulidad de mi primer matrimonio y luego me volví a casar, también en mi Iglesia, con mi actual marido. El cardenal Ratzinger recibió en su momento mi certificado de matrimonio. Lo que las personas se tienen que preguntar es por qué (Dios) me escogió a mí, en mis circunstancias, para esta misión”. (Pág. 129 de Los garabatos de Dios, por Olga Bejano Domínguez).”