Queridos hermanos, reflexionaremos acerca de los siguientes versículos del cap 22 del libro del Apocalipsis.
…..(10) Y dijome: “No selles las palabras de la profecía de este libro, pues el tiempo está cerca.”
….. (17) El Espíritu y la novia dicen: “Ven.” Diga también quien escucha: “Ven” Y el que tenga sed venga; y el que quiera, tome gratis del agua de la vida.
El Señor nos advierte que viene pronto y desea que nos encuentre preparados. Nos pide que no sólo leamos Su Palabra sino que la pongamos en práctica, que la vivamos. Y al mismo tiempo, que la transmitamos a los demás. Todo lo que el Señor nos comunica no es sólo para nosotros, sino que, a través de nosotros, llegue a los demás y puedan estar preparados ante Su inminente Venida.
En las profecías, el Señor nos comunica Sus Planes y nos instruye sobre los acontecimientos que van a suceder; nos advierte qué debemos hacer para estar preparados ante Su Inminente Venida y poder encontrarnos con Él.
Nos dice en el mensaje del 13 de mayo de 1991 en la VVeD.
“Me propongo modelarte, generación, en un reflejo de Mi Divinidad; con mi llama devoradora, os volveré a todos tan puros como el oro y tan transparentes como el cristal, porque vuestros corazones serán Míos y estarán en el Mío; Yo y Mi Padre seremos vuestra Morada 22 y vosotros también seréis Nuestra morada; Me propongo devolverte tu divinidad, creación.”
En su libro “Invitación a Ser Uno con Cristo” Sor Anne Woods reflexiona: El corazón humano tiene una profundidad y un anhelo que solo pueden ser satisfechos con el Santo Infinito, que es Dios. La sed de Alegría Eterna, y la dicha en el Paraíso, es un deseo de estar con Dios; sin embargo, la humanidad a menudo busca esa dicha, equivocadamente, en los placeres mundanos.
Nos dice San Agustin en su libro Confesiones:
¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé! y tú estabas dentro de mí y yo afuera,
y así por de fuera te buscaba; y, deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que,
si no estuviesen en ti, no existirían.
Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo;
gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti.
Cuando el hombre calla su profunda sed interior de Dios cae en la desesperación. La desesperación, en el corazón humano, está siempre en directa proporción con su falta de fe en Dios. Dios llora por nosotros en Cristo, y ya no soporta vernos caminar por la tierra, todos llenos de espacios vacíos. Por eso los Mensajes de La Verdadera Vida en Dios nos anuncian que Dios nos vendrá a visitar y que va a revelarse amorosamente para que podamos regresar a Él. El mensaje del 15 de septiembre de 1991describe esto como la experiencia de un “Segundo Pentecostés”:
…..“Luego, en medio de esa Luz deslumbrante, tu alma verá lo que había visto una vez en esa fracción de segundo, en ese preciso momento de tu creación…
Verán:
a Aquel que os sostuvo primero en Sus Manos,
Los Ojos que os vieron primero.
Verán:
Las Manos de Aquel que os formó y os bendijo…
Verán:
al Padre Más Tierno, vuestro Creador,
todo revestido de tremendo esplendor,
el Primero y el Último,
Aquel que es, que era y que vendrá,
El Todopoderoso, El Alfa y la Omega:
El Soberano.
Fue este destello de visión del Padre, que vimos por primera vez en el instante de nuestra creación, lo que prendió la chispa de amor divino en nosotros, causando una impresión tan profunda en nuestro espíritu que nos dejó un intenso deseo de volver al abrazo del Padre. Ese único toque Suyo, cuando creó nuestra alma, es ese eco que nos lanza de cabeza a una carrera de por vida, sedientos de encontrarlo y poseerlo, al Santo Infinito. Es esa única vez, ese momento cautivador de nuestra creación, que nos deja gritando a través de la vida: “¡Padre! ¿Dónde estás?”. Esta es nuestra sed de lo transcendente: la unión con el Dios Transcendente para Quien fuimos hechos y sin Quien nuestra alma nunca estará tranquila. Solo la Fe, la Esperanza y la Caridad divinas pueden llenar ese vacío; pueden proporcionar los medios para la unión de nuestra alma con el Santo transcendente. Es principalmente a través de las virtudes teologales que recibimos con el bautismo que somos elevados más allá de los sentidos y de la mente, hasta alcanzar al Santo.
Solo Cristo puede conducirnos a ese Padre por el que sentimos sed y que anhelamos con cada fibra de nuestro ser. Solo el Espíritu Santo, derramado por Cristo en nuestro interior, puede guiarnos por el Verdadero Camino, que es Jesús. Es decir, Jesús es el Camino al Corazón del Padre.
Si bien la humanidad tiene sed de Dios, hay que percatarse de que Dios también tiene sed de nosotros. Nuestro Dios, en su infinita alegría y éxtasis de ser, solo tiene un único deseo: ver a la humanidad compartiendo Su interminable Dicha Divina, en el Cielo, con Él. Nuestro anhelo por Él es pura sombra, comparándolo con Su Luz, de mil veces diez mil soles, sedienta por nosotros, por nuestro amor, por nuestra felicidad, por nuestro regreso a Él, de Quien procedemos y en Quien tenemos nuestra existencia. Nuestro Padre Celestial corre y explora constantemente, con “pies” inquietos, los horizontes de nuestro mundo, esperando nuestro regreso de hijos pródigos.
De modo que Jesús tomó para Sí Carne Humana y, asumiendo toda la humanidad y todo el pecado humano sobre Sí, regresó, en los jirones y heridas de la carne sufriente, a la Casa del padre. Nuestra imagen pecaminosa se ha transformado, en Él, en la Imagen de Su Divinidad. Solo tenemos que arrepentirnos sinceramente y rogar por el perdón de Su Divina Misericordia, que está allí para que lo recibamos. Al hacerlo, quedamos atrapados en Cristo y transformados en Su Imagen y Semejanza, somos divinizados en la medida en que somos uno con Aquel que nos libera del pecado.
A continuación, escuchemos lo que el Señor nos dice en varios extractos de las Odas, mensaje del 3 de febrero de 2003.
…..Por Mi ilimitada compasión he dicho en los Atrios del Cielo: “No quiero contemplar afligido, sin pausa y sin fin, la muerte de los pecadores; antes bien, quiero que vuelvan a Mí y vivan”. Desde lo alto vi un cementerio ingente, y el hedor de los cuerpos en putrefacción se esparcía por el cosmos entero… El mundo en descomposición está cubierto de tinieblas, tragado por la oscuridad. Así pues, ¿he de ver continuamente a Mis hijos y herederos esclavizados y muriendo? ¿Durante cuánto tiempo he de ver Mi propia casa hecha pedazos y dividida? Sí, realmente es tiempo de separar la cizaña del trigo. Hice entonces un juramento y dije:
“Yo les daré, por el poder de Mi Espíritu Santo, la Gracia para que se fortalezca el yo escondido de quienquiera que responda a Mi Llamada de gracia, para que puedan vivir en Mí y Yo pueda vivir en ellos por la fe. Entonces, plantados en el amor y erigidos sobre el amor, serán elevados para obtener la total plenitud de Mí Mismo”. (Odas, pág 27)
“Sí, ciertamente, el Señor del cielo y de la tierra inflamará esta tierra con Su Amor. Iré a visitar a Mis hijos pródigos y los haré volver a Mí, recordándoles este océano de Bondad, recordándoles que pongan su confianza en Mí. Con gran ternura, les enseñaré a practicar el bien y a no ceder jamás al mal. Luego, con dulzura, les reeducaré, volviéndoles a deletrear Mi Palabra con su propio vocabulario4, para que les llegue con mayor seguridad…”(Odas, pág 27)
…… Generación, pongo Mi Amor ante tus ojos y, aunque Mi Amor está por encima de la comprensión humana, ven, haz una pausa durante un rato para reflexionar, y entiende que Yo soy Dios, pero igualmente Padre. Yo no hablo con formulaciones rígidas, no es así como hago a los Santos y a los Mártires. Mi dulce conversación contigo es virtud y religión. Dirijo Mis Odas sin ninguna espada al costado. Mis Divinos Misterios son amables y te son revelados con el óleo de la alegría. Aunque he visto tu vileza y conozco las miserias de tu alma, no he apartado Mi Rostro de ti, antes bien te recuerdo con Amor. La bondad y la amabilidad son los caminos que he elegido para ti, pues Mis caminos son el Amor y la Verdad…. (Odas, pág 16-17)
Quien esté unido a Mí, estará rodeado de virtudes diversas. Yo vallaré Mi delicioso jardín con esas virtudes, y lo sellaré con la virtud angélica, la impasibilidad, para que alcance la perfección. El Santísimo que transciende el cielo y la tierra te puede ayudar a conseguir tal libertad, por medio de Su Gracia, libre de sentimientos y tentaciones carnales, dándoles muerte, aniquilando esos malos olores, sustituyéndolos por una luz fragante. Yo te ofreceré, una vez unida a Mí, la verdadera libertad de la carne, y cristalizaré tu espíritu de un modo tan inefable que parecerás como un diamante. Yo, que soy el Absoluto, infundiré en ti el deseo de adorarme, el deseo de estar permanentemente dentro de la Vida, el deseo de estar revestida de luz perfumada, el deseo de que Yo siga exhalando sobre ti Mi perfume, para mantener viva Mi Llama en ti. Amadísima Mía, ahora que te tengo junto a Mí, rodeada de Mi resplandor, envolviéndote en Mi Gloria, te tengo injertada en Mí.
Febrero-abril2003.
…….Desde tu nacimiento estaba impaciente por poseerte y, mientras te veía crecer, en secreto, ya celebraba nuestros esponsales. Habría volado a ti a tu primera señal de arrepentimiento y, antes de que hubieses acabado de arrepentirte, Yo habría gritado, dando un golpe con Mi Cetro Real:
“¡Absuelta!”
Y habría marcado tu frente con Mi apasionado beso bautismal, perfumando todo el universo. Este sería un signo precursor de nuestra celebración nupcial, y Yo te ofrecería, como regalo de Mi Amor por ti, una corona hecha de las flores más fragantes, representando cada uno de sus pétalos una virtud. Sólo entonces serías capaz de decir: “Veo…” y decirlo verdaderamente en serio. (Odas, pág. 54)
…“De ahora en adelante, amadísimo Mío, Yo residiré en ti y tú residirás en Mí, tu Dios.” Los ángeles, entonces, cantarán a una sola voz: ‘El Dominio5 de Dios es inmensamente vasto. Él es nuestro Dios, nadie se puede comparar a Él. Lleva a Sus herederos como dioses hasta Su Dominio. Como príncipes reales traídos de vuelta con gloria, los hace entrar con gran júbilo en Su Reino. Tú eres Ilustre, no tienes rival. ¡Que la tierra entera Le venere y Le tema, pues Él es nuestro Dios y Rey!’
“Sí, estas nobles Odas serán cantadas a esta generación y a las que la seguirán. Mi Corazón, mientras Las canta, se conmueve de emoción, pues estoy loco de amor por vosotros…” (Odas, pág. 28-29)
…..Oh, si supieras, generación, cuántas veces he cedido Mi Cetro Real… Cuánto anhelo decir a cada alma:
“Amadísima Mía, ven, camina por la senda de tu Hogar permanente, la única verdadera morada y el único Lugar de Descanso Verdadero para tu alma. Ven a entrar en la cámara nupcial de Mi Corazón. Te invito a seguir el camino de virtudes que conduce hasta Mí. Como tierno Esposo, adornaré tu alma con Mis Tesoros; pero, ante todo, adornaré tu alma con Mi Divinidad. Te adornaré majestuosamente como a una reina5, con Mi Nombre y con Mi misma Presencia. Haré de tu alma un altar viviente, un himno permanente cantado a Mí, tu Dios. Yo, el gran Rey, aquel que está más allá de la naturaleza, Me mezclaré con tu alma para que tú y Yo nos hagamos uno. ( Mensaje del 20 de enero de 2001)
Te digo que, en estos días, Yo, que soy el Esposo de Mi creación, os estoy llamando a cada uno: Mi desposado. ¿Por qué esos ceños fruncidos y esas amenazas a la dulzura de Mi Boca?19 Pequeña e infeliz criatura, muy lejos de conocerme, ¡ven! Te invito a caer en los brazos de tu Esposo y te mostraré cómo Yo, Yahveh, puedo adornar tu espíritu, ofreciéndote generosamente un caudal de Mi Divino Amor, para que tú, a tu vez, Me devuelvas ese flujo de Amor.
Luego, espera y verás: el día en que Yo te introduzca en la cámara nupcial de Mi Corazón, como una rosa que crece a la orilla de una corriente de agua, florecerás para declarar la grandeza de Mi Nombre, llamándome: “Padre mío”. En la cámara nupcial de Mi Corazón, tu corazón hará brotar alabanzas, y así como el esposo se alegra en su esposa, Yo Me alegraré en ti y tú en Mí. Mi Mano poderosa te sostendrá, y tú no querrás nunca separarte otra vez de Mí. Ciertamente, tu espíritu, enriquecido por Mi dulzura y la plenitud de Mi Espíritu, clamará a todas las naciones: “¡La belleza y la gloria se encuentran en nuestro Creador! ¡Nuestra Esperanza y nuestro Señor!”. ( VVeD 25 DE septiembre 1997)
…….Por lo tanto, tú que aún no has probado nunca Mi dulzura, sino que te has abastecido eternamente de amarga hiel, levántate ahora y avanza, pues hay una sola gloria, un solo deleite, un solo momento inefable de alegría que puede resultar eterno, un solo embelesamiento del alma, que es: verme y saborearme a Mí, tu Dios…. (Odas, pág 14).
Señor, danos la gracia de conocerte y amarte cada vez más ; te pedimos la gracia de una verdadera compunción por nuestros pecados, un verdadero arrepentimiento. Y si es Tu Santa Voluntad, Haz que pronto podamos ver Tu Santo Rostro. Ven Señor Jesús. Amén.
Ana Beltram. Equipo de evangelización
sábado 31 de mayo de 2025
Leer más https://vvedargentina.org/indice-ciclo-apocalipsis-y-vved/