
Introducción por Marcela Groppa
Los capítulos 15 y 16 vistos en la charla dada en octubre, nos mostraron las 7 últimas copas que vienen a completar la Justicia salvífica de Dios mediante fuertes plagas de alcance global. La séptima copa nos anuncia que ha llegado la intervención final. Tristemente, estas últimas plagas no mueven a reflexión ni arrepentimiento, sino que el texto nos dice que “no obstante los hombres blasfemaron de Dios” ((Ap 16,21).
Como respuesta contraofensiva, la falsa trinidad compuesta por el Dragón, la Bestia y el falso profeta liberan tres espíritus demoníacos que realizan señales y convocan a los reyes del mundo para la batalla del Gran Día del Dios Todopoderoso (16,13). En la VVeD, Jesús llama a estos espíritus “ángeles de la destrucción” y nos revela que su misión es destruir la Iglesia, sacando de en medio al Papa y buscando abolir Su Sacrificio Perpetuo.
En los capítulos 17 y 18 sobre los cuales reflexionaremos hoy entramos en la parte final del libro del Apocalipsis. En el capítulo 17, se presenta la simbología referida a Babilonia, la gran prostituta y comerciante. Y en el capítulo 18, se proclama su destrucción, haciendo ya entrever el triunfo de la esposa por la eficacia mesiánica de la intervención de Cristo. A la destrucción del mal sigue la potencia máxima del bien que se describe como una renovación radical: el cielo nuevo y la tierra nueva. El Señor está decidido a salvar, a transformar toda la creación. La victoria del Señor está asegurada y se preparan las Bodas del Cordero, pero antes habrá de terminar con el mal y quienes colaboran con su plan destructivo.
Repasemos lo que se nos hace saber de estos capítulos agregando algunas referencias a su simbolismo:
La Gran Prostituta es descrita en varios niveles simbólicos. Es una mujer cabalgando sobre la bestia vista ya en el capítulo 13. Está vestida con todo refinamiento, llevando en su mano un cáliz lleno de abominaciones e impurezas (v.3). Sobre su frente su nombre escrito con grandes letras: BABILONIA. Este nombre y otras descripciones se nos dice que es un “misterio” a descifrar (v.5). Babilonia es considerada como la responsable de la muerte de los mártires y los profetas.
El enigma o misterio es explicado por un ángel mediante alusiones que se relacionan con una realidad histórica puntual (la ciudad de Roma, los emperadores romanos y sus persecuciones, por ejemplo). Pero los símbolos en la Sagrada Escritura no se agotan en ningún acontecimiento histórico. Dichos símbolos nos brindan un significado universal que trasciende las circunstancias históricas en que fueron generados dándonos luz en nuestra actualidad con un mensaje vivo y vivificador. Por eso es que necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo al que ya hemos invocado al inicio del encuentro y a quien le pedimos una vez más que nos dé discernimiento para escuchar la Voz del Señor hoy, aquí y ahora.
Decíamos que la mujer está sentada sobre una bestia con 7 cabezas y 10 cuernos. Según algunos comentaristas, la bestia simboliza al poder político o Estado que se auto diviniza trayendo injusticia y opresión. Esta fuerza política monstruosa está al servicio del anticristo y en antítesis con el Cordero. El Cordero, como se verá en los capítulos siguientes, la neutralizará por completo (v.14).
La Babilonia-prostituta y comerciante, expresa la ciudad pagana como tal con toda su corrupción. Ella está relacionada con el poder político, está sostenida por la bestia, pero no se identifica con él. En el v.16 el Ángel explica que los 10 cuernos aborrecerán a Babilonia y entregarán toda su soberanía a la bestia. Todo parece apuntar a una lucha de poder donde finalmente Babilonia es aniquilada por el surgimiento de un poder perverso y totalitario que dará lugar al reinado universal del anticristo.
Los comentarios del Padre Leonardo Castellani, nos aportan un matiz distinto para interpretar estos capítulos.
Él encuentra relación entre la Mujer vestida de sol del capítulo 12 y esta otra mujer del capítulo 17. Dice que las dos mujeres del Apocalipsis representan la religión en sus polos opuestos: la religión corrompida y la Fiel. Entendemos religión como sinónimo de iglesia. La primera mujer representaría a la iglesia fiel y la otra representa a la parte corrupta o infiel a los principios de Dios y sus mandamientos. Estos dos aspectos de la religión son perfectamente distinguibles para Dios, pero no siempre para nosotros. Cuando vino Cristo eran tiempos confusos y tristes. La religión estaba pervertida en sus jefes y consiguientemente en parte del pueblo. Cristo no abandonó la sinagoga sino que se hizo matar para purificarla. De su corazón abierto nació la Iglesia, que primordialmente fue judía. Cuando Cristo vuelva la situación será parecida. Solamente el fariseísmo, el pecado contra el Espíritu Santo, es capaz de producir esa gran apostasía que El predijo será producida por la mayor corrupción: la corrupción de lo óptimo. Por eso San Juan vio en la frente de la Ramera la palabra MISTERIO. El misterio de iniquidad, la abominación de la desolación: la parte infiel de la Iglesia ocultando, adulterando y aun persiguiendo la Verdad. Por eso la parte fiel de la iglesia de Cristo, padecerá como dolores de parto, y el Dragón estará a punto de tragar a su hijo que se salvará por milagro; y ella se salvará huyendo al desierto
En el Antiguo Testamento, es frecuente que los profetas llamen prostituta a Jerusalén por su infidelidad. (CF. Isaías, 1,1). El padre Castellani nos hace notar que la palabra fornicación, adúltera, ramera, prostituta y semejantes se hallan alrededor de 100 veces en los antiguos profetas, con el significado de idolatría. Se aplica siempre a Israel que es la esposa o la prometida de Dios. No se aplica a otros pueblos.
La Iglesia está llamada a ser la Esposa fiel del Señor. Nuestra alma también lo está. La Esposa comete adulterio…cuando su legítimo Señor y Esposo Cristo no es ya su alma y su todo; cuando los gozos de su Casa no son ya toda su vida; cuando codicia lo transitorio del mundo en sus diversas manifestaciones y mira sus grandezas, riquezas y honores con ojos golosos; cuando (como Israel un día) busca la alianza de un poder terreno contra otro poder terreno; cuando los teme demasiado ,cuando reconoce al mundo como una realidad ponderable y solicita su agrado y benevolencia y se encanta con su sabiduría, educación, ciencia, cultura, política, diplomacia….cuando todo esto sucede… ya pecó en su corazón.. Esto es lo que llama Juan a fornicar con los reyes de la tierra. Se dice además que esta mujer es madre de los fornicarios, es decir, de los que, como ella, fornican con la idolatría y los valores y glorias del mundo. Primero, se fornica en el corazón desfalleciendo en la fe, después en los hechos, faltando a la caridad.
Es un grave pecado a los ojos del Señor buscar el Reino y a la vez, buscar las cosas del mundo…a esto la Biblia llama prostitución. Continuamos con otros simbolismos del texto:
Ap 17,4: El color púrpura del vestido de la mujer significa, al mismo tiempo, la alta dignidad (en Roma la púrpura llegó a ser exclusiva de los emperadores), la sangre de los mártires y el pecado de soberbia (cf l Macabeos 8,14; Baruc 6,71; Lucas 16,19)
Entre la mujer y la bestia (el Anticristo) hay una unión estrecha. Las “abominaciones” mencionadas aquí es un término utilizado en la Sagrada Escritura para señalar la idolatría y los vicios que proceden del culto a los ídolos.
Comentando este versículo dice San Juan de la Cruz “ ¿Quién no bebe poco o mucho de este cáliz dorado de la mujer babilónica? Que en sentarse ella sobre aquella gran bestia…da a entender que apenas hay alto ni bajo, santo ni pecador, al que no le dé de beber de su vino, sujetando en algo su corazón”.
En el v.5 dice que su nombre está escrito sobre su frente. En Roma, las mujeres de mala vida solían ostentar su nombre en un lazo que colocaban en sus frentes. Pero este nombre misterioso debe ser interpretado alegóricamente y parece referirse a la culminación del misterio de iniquidad revelado por San Pablo en II Tesalonicenses 2, 7 ss. Refiriéndose tal vez a alguna potestad instalada allí como capital de la mundanidad y quizás, con apariencia de piedad, como el falso profeta. Esta connivencia con los reyes de la tierra sugiere que tratará de tener poder temporal, apartándose así de lo que sería su deber. Podemos inferir que esta mujer también representa a la parte corrompida de la Iglesia (¿masonería eclesiástica?) y, también al Falso Profeta que simpatizará con los poderes de la tierra y arrastrará a muchos creyentes a seguir a la Bestia.
Ap 17, 6 dice: “ Y vi que la mujer se embriagaba con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús. Y me asombré grandemente al verla”. Los comentaristas bíblicos nos dicen que este es un pasaje de difícil interpretación, pero esta ebriedad que no es de la bestia sino de la mujer, es interpretada tanto como la responsabilidad por la sangre cristiana derramada cuanto como una actitud soberbia que usurpa los méritos de los mártires y santos revistiéndose hipócritamente de ellos. Según el padre Castellani: fornicar con los reyes de la tierra es poner la religión al servicio de la política, convirtiéndola por este mismo hecho en un dios falso, instrumento del Anticristo. Una fe adulterada. Esta religión adulterada hace gala de fama de los antiguos santos y profetas muertos; y persigue a los santos y profetas vivos. Se adjudican gloria y autoridad de los santos, pero no los imitan en absoluto, llevan una vida frívola y cómoda y en su predicación mutilan el evangelio. Son explotadores de la religión que plantaron otros.
En el v7 se afirma que la Bestia va a su perdición.
La Bestia de la tierra se parece al Cordero, “hace prodigios y portentos”, promete la felicidad y habla palabras hermosas, llenas de halago. Promete el Reino en este mundo fundado y sostenido con las solas fuerzas del hombre. Recordemos como el Dragón le prometía a Cristo las cosas de este mundo en el Monte de la Tentación.
Los fieles y los adúlteros, están mezclados como la cizaña y el trigo.. “Dos estarán en un lecho, uno será elegido y otro será dejado”.
Los comentaristas nos enseñan una regla: el Apocalipsis tiene dos sentidos: uno es el particular que esconde al sentido general. No hay que olvidar este último que nos va a ayudar a discernir cuánto de su sentido se nos aplica al mundo de hoy, y aún más, lo que se aplica a nosotros mismos. Porque todos nosotros podemos ser al mismo tiempo fieles e idólatras.
El capítulo 18 habla de la destrucción de Babilonia. Su castigo y su juicio definitivo.
En Ap 18,4ss nos sorprende que, entre tanto espanto e imagen lamentable y terrible, el Señor se dirija con dulces palabras: “salid de ella, pueblo mío”. En la ciudad corrompida y en medio de los adoradores de la Bestia, viven los marcados con el sello del Cordero que se guardan de arraigar el corazón en los afectos y respetos humanos. A ellos se dirige la voz del cielo que, sin duda, es la de Jesús. San Agustín observa que con los pasos de la fe podemos huir de este mundo hacia Dios, nuestro refugio.
V7: habla del pecado de jactancia. Isaías 47,7 ss habla a la Babilonia histórica, fundada en el 3600 AC y que tuvo por lo menos 20 siglos de opulencia. El pueblo de Israel estuvo deportado en Babilonia durante 60 años hasta que la gran ciudad cae bajo el rey persa Ciro en el 539AC. Isaías se refiere a Babilonia diciendo: “Tú decías: `seré por siempre la señora eterna`. No has meditado esto en tu corazón, no te has acordado de su fin. Pero ahora, voluptuosa, escucha esto, tú que te sientas en seguro y te dicen en tu corazón:
`¡ Yo y nadie más! No seré viuda, ni sabré lo que es carecer de hijos`. Estas dos desgracias vendrán sobre ti en un instante, en el mismo día.” Los versículos 10, 17 y 19 del Apocalipsis también mencionan la rapidez con que vendrá la ruina de Babilonia.
v.8:la expresión “será abrasada por el fuego” la pena de fuego era el castigo reservado por la Ley para el adulterio o fornicación de carácter sacrílego (cf. Levítico 21,9)
v11ss: los lamentos de los mercaderes (en su etimología significa “los que van y vienen”) son el retrato de los hombres del mundo. Monseñor Straubinger nos dice en su comentario que “lejos de llorar la perversidad de la ciudad caída o siquiera compadecer su trágica suerte como hacen los reyes (cf. V9), deploran ante todo, sus propias pérdida, porque nadie comprará ya sus mercaderías. Su egoísmo no repara en la iniquidad tremendamente castigada por Dios, sino en que ello le trae un lucro cesante. (cf. Ezequiel 27,12ss). La descripción del caudal de riqueza producto de su tráfico es impresionante ya que están mencionados inclusive, cuerpos y almas de hombres. No hay límite moral a su comercio.
Todo su poderío ha terminado en un instante. La intervención final del Señor le dijo “Basta”.
“¡Alégrate por ella, cielo, y vosotros, los santos, los apóstoles y los profetas, porque al condenarla a ella, Dios ha juzgado vuestra causa!” (18,20)
Para nuestra meditación con referencia a los Mensajes de la VVeD tomaremos los siguientes temas:
Babilonia y su significado y en la frase : “Salid, pueblo mío”