«Podemos identificarnos con Vassula en algún aspecto que nos tocó vivir».

Mi nombre es Patricia Di Lorenzo y les comparto los puntos que más me llegaron del libro CEIT, y me hicieron crecer en el Amor a Dios. En síntesis, es un mensaje de esperanza, donde todos y cada uno, podemos identificarnos con Vassula en algún aspecto que nos tocó vivir.

Capitulo 2: El Ángel le pidió que leyera la Palabra de Dios, ella le dijo que no tenía Biblia, y le mando a buscar una en el Colegio Americano; al leerla no entendía nada. El Ángel le dijo que no la entendía porque estaba viviendo en la oscuridad, ya que en su vida no le había mostrado ningún agradecimiento a Dios por todo lo que le había dado.

Capitulo 3: Un día las Almas del Purgatorio le pidieron que las rociara con agua bendita. Ella no tenía. Las Almas le dijeron que vaya a la Iglesia a buscarla y fue. Le pidieron que las rociara, con la intención de que sea para ellas, y al hacerlo se fueron zumbando hacia arriba, como si fueran estrellas fugaces aspiradas hacia el Cielo; estaban felices.

   Desde ese momento que supe esto (yo, Patricia) lo hago cada mañana al despertar por ellas, y por mis difuntos familiares y conocidos.

Capitulo 6: Los sacerdotes que dudaban de la veracidad de los mensajes, le aconsejaron que vaya a una ciudad de Bangladesh llamada Diang, y que vea a un ermitaño católico llamado Padre Dujarrier, conocido por tener el discernimiento de espíritus: fue con su amiga Beatriz; fue un viaje duro, atravesando ríos, selva, arañas, y le dijo: «son del Corazón de Jesús, se te ha concedido un don. Él nos quiere decir algo. Sé fiel a tu llamada«.

Capitulo 9: Le pedía a Dios que le dijera por qué la eligió, por qué no eligió  a una monja santa, y le dijo: «te quiero a ti, porque eres el prototipo de tu generación«.

Capitulo 11: Un día Dios le preguntó: «tienes algo para darme?; cualquier cosa buena que me dés, proviene de Mí. Ella pensó en pintarle un cuadro, pero Él le dijo: «el don del arte también viene de Mí «; así que le dijo, que sí tenía algo para darle, su » voluntad» cada día.

 Desde ese día que supe esto (yo, Patricia), a la mañana al levantarme, le entrego mi voluntad al Señor, para que se haga Su Voluntad en mi vida.

Patricia di Lorenzo, Grupo de oración San Francisco y difusora de los Mensajes.