El arrepentimiento incesante

(para meditar)

Aquellos que han leído los mensajes de la Verdadera Vida en Dios ciertamente notaron que hay algunas palabras que se repiten en todo el mensaje, por ejemplo las palabras: amor, reconciliación, unidad, Espíritu Santo, oración continua, la Palabra de Dios, Sabiduría y la palabra arrepentimiento. Hoy quiero llamar su atención sobre la palabra «arrepentimiento» e intentar analizar su verdadero significado. Pero antes de entrar en este tema, permítanme decir unas palabras sobre la oración incesante, porque, después de todo, es por el arrepentimiento que se entra en la oración incesante. Sabemos lo mucho que Dios nos pide a todos para transformar nuestra vida en una oración incesante.

La oración incesante es cuando permitimos a Dios vivir permanentemente en nosotros y nosotros en Él. La oración incesante es cuando nuestra mente es absorbida completamente por Dios, se vuelve sensible a la presencia de Dios. En estos momentos ya no necesitamos palabras para comunicarnos con Dios, porque todo nuestro ser se convierte en una llama viva, inflamada de amor por Dios. En estos momentos de oración silenciosa, nuestra mente olvida el mundo y está encantada en ese silencio, disfrutando de todos los momentos en que es capturada por Dios.

Así que nuestra vida solo debe girar alrededor de Dios y alrededor del amor divino, porque el amor une el alma a Dios, y cuanto más poderoso se vuelve el amor, más profundamente el alma penetra en las profundidades de Dios y en la vida de la Sabiduría. De repente, todo empieza a ser claro para el alma porque la Sabiduría será su compañera diaria y, para su gran sorpresa comenzará a ver las cosas que el ojo no puede ver y comenzará a escuchar las cosas que ningún oído puede escuchar. El alma está entonces tan entrelazada con el Creador y atraída en una unión divina tan perfecta, de amor con Dios que su mente se convierte en una con lo divino. Ella posee a Dios tanto como Dios la posee a ella.

Un alma no puede vivir sin Dios porque ella toma su vida de Dios. Sin Dios, nuestra mesa está vacía. Por eso, es tan importante dar espacio al Espíritu Santo para que nos llene de Su Luz. Pero el Espíritu Santo no puede penetrar un alma que está en deuda con el pecado ni puede encontrar Su camino en un alma astuta. Por lo tanto, el arrepentimiento es necesario para purificar el alma. El arrepentimiento dice Dios, es la puerta que conduce al alma en el camino de la contemplación y de la oscuridad a la luz. El arrepentimiento es un acto de humildad y cuanto más humilde, más fácil es para el Espíritu Santo encontrar su camino en el alma. Además, el arrepentimiento debe convertirse en nuestra vida, en un estado permanente para permitirnos llegar al estado permanente de contemplación y unión con Dios que es la oración incesante como acabo de describir.

Sin lágrimas, nuestro corazón seguirá siendo duro como una roca y nunca podrá ganar la humildad espiritual. Quien no esté dispuesto a aceptar el arrepentimiento nunca estará unido al Espíritu Santo y nunca logrará conocer a Dios ni entenderlo.

Quien quiera la salvación sentirá la necesidad de arrepentirse y Dios escuchará su arrepentimiento. Cuanto más sincero sea el arrepentimiento, más grande será la amistad de Dios. El arrepentimiento no es un acto de un momento. Ya que se nos pide que transformemos nuestra vida en una oración continua, así es el arrepentimiento. Dios nos pide que nuestra vida se convierta en un arrepentimiento continuo. Dios dice que cada palabra que se le dirige sinceramente atrae más cerca Su amistad porque Su amistad va en proporción al arrepentimiento que se le ofrece. Los frutos obtenidos después del arrepentimiento son el amor y la impasibilidad . «Pequeños pecados o grandes pecados, todos son pecados a mis ojos», nos dijo Dios. Y en otro mensaje, Él añade:

«El pecado es semejante a un veneno en tu interior y, cuanto más tiempo permanece dentro de ti, más enfermo te pones, acercándote a la muerte. Cuanto más tardes en purgarlo fuera de tu sistema, tanto más te arriesgas a morir. Puedes liberarte y curarte del veneno del pecado si te humillas y comprendes que el único remedio para purgar tus pecados es pasar por el arrepentimiento.

Dime: ¿Quién de vosotros arriesgaría su vida si hubiera descubierto que había tragado un veneno y se quedara inerte, sin hacer nada al respecto? Para curarte de esta poción mortal, tendrás que bajar tu cabeza y admitir que eres un pecador, ofreciéndome tu arrepentimiento. Entonces, toda la amargura del veneno será purgada, incluyendo la serpiente misma que habías estado nutriendo dentro de tus entrañas durante toda tu vida. Y, una vez liberado, Yo reemplazaré esos males con Mi dulzura… Sí, una vez sean expulsados esos males, te recuperarás, y una vez recuperado no serás ajeno a Mi Ley. Voluntariamente darás la espalda al mundo, porque ante ti verás Mi Gloria y Mi Esplendor; la visión de Mi radiante Presencia brillará dentro y fuera de ti.». (1-6-2002)

Hoy Dios nos da muchas oportunidades de volver a Él por las gracias que Él derrama sobre nosotros, en nuestra época tan miserable y patética. Por la gracia que nos ofrece Dios nos traerá una vida verdadera en Él… Hemos aprendido que debemos hacer la paz con Dios que nos lleva a hacer la paz con nuestro prójimo también. Mientras no nos reconciliemos con Dios, seguiremos caminando solo sobre carbones ardientes y, no estando con Dios, violaremos continuamente la ley de amor que Dios nos dio y seguiremos viviendo como rebeldes que son extraños a Dios. Por el contrario, reconciliados, estaremos en un estado permanente de oración y arrepentimiento, repitiendo en nuestros corazones estas palabras: » Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador…»

.http://www.tlig.org/fr/spirituality/pilgrimages/egyptreport/egypt2/

Traducción casera del francés