Días 3, 4 y 5 de la cuarentena

Muy querida familia de la VVeD


El Domingo me tomé un descanso, después vino la larga carta de Vassula, por cierto, muy interesante por la luz con que aclara nuestro caminar por el difícil diálogo interreligioso.

Hoy deseo compartirles algunas citas, cada uno hará su propia meditación:
El Señor parece que nos está dando la oportunidad de entrar más profundamente en la contemplación, en el silencio, y, como dice en el Mje que me compartió Ana: 
«… te digo que este acto de privación es para que Yo madure tus frutos. Sí, Yo soy tu Sol radiante, pero un árbol necesita también lluvia…». Y, en el mismo Mje hay una nota que dice: Hoy Dios nos invita a la cámara nupcial de Su Corazón. Ésta es la meta final que todos deberían alcanzar en su vida espiritual. (21 abr 98)
y también:

«Ahora te he apartado de todos… no tienes a nadie alrededor, excepto a Mí. ¡Cómo te amo! Acostúmbrate a estar a solas Conmigo. Sí, nosotros dos solos, Yo y tú, tú y Yo… Siente Mi Corazón esta vez y en este momento. La noche llegará pronto ¿No vas a llenar tu lámpara de Mí? Nunca esperes a que se acabe el día» (23 ago 87)
También les quiero compartir una reflexión.
Leyendo al profeta Baruc en su capítulo 6 en el que muestra la inconsistencia de los ídolos, ya que no tienen ningún poder, y lo ridículo de honrarlos, me impresionó que, al finalizar algunos párrafos dice: «por lo tanto no los temáis».
Debo agregar que, al comienzo del capítulo dice de los ídolos: son llevados en hombros, y causan temor a las gentes. Guardaos de imitar a los extranjeros, de modo que vengáis a concebir temor de ellos.

Me pareció que de esta enseñanza se podía sacar la siguiente conclusión:
que aquello que tememos puede convertirse en nuestro ídolo, ya que le otorgamos un poder que no tiene. ¿Ustedes se habrán preguntado lo mismo que yo, haciendo examen de conciencia, cuáles son mis ídolos? Pues, tal vez este criterio nos ayude a localizarlos.
Entre ellos veo que el tan mencionado «virus» puede llegar a ser uno de ellos. Sólo si depositamos nuestra entera confianza en el Señor y sólo si Lo ponemos a Él por encima de todo, podremos ser libres y no honrar a ídolos.

Una última cita de este capítulo 6 de Baruc, que creo ilumina la forma de proceder que desea el Señor (y que es principalmente en el interior y no en lo exterior, como bien nos enseña la VVeD): «Cuando veáis, detrás y delante de ellos (los ídolos) la turba que los adora, decid en vuestro corazón: «Oh Señor, a Ti se ha de adorar» Porque mi ángel estará con vosotros y Yo mismo tendré cuidado de vuestras almas.»

Aceptemos con gozo éste desafío de «recogernos en nuestra celda» para orar al Padre que ve en lo interior.

En el Amor de los Dos CorazonesPablo
La Verdadera Vida en Dios – Argentina

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